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El comercio de Ponferrada se rearma con nuevas historias

El centro de Ponferrada se renueva con la apertura de hasta cuatro locales comerciales solo en este mes de octubre

A la izquierda, Patricia, en la tienda de pan que abrirá en Avenida de España; a la derecha, Jaqueline y una compañera de costura. DE LA MATA

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Ponferrada

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No todos los meses se inauguran hasta cuatro nuevo negocios en el centro de Ponferrada, pero este octubre la noticia es ésa: abren nuevas tiendas cargadas de historias que vale la pena contar.

En el caso de Jaqueline, amplía su tienda con nombre francés. Todo un templo para quienes les guste la moda y el mundo de la costura; tan parisino como L’Atelier Vintage , que así se llama su negocio. En su caso es un cambio de local, a uno más grande desde Batalla de Roncesvalles. Se cambia a la glorieta del Templario, a un local que antes fue tienda de muebles. En su caso se animó a ampliar los metros cuadrados de su negocio por una subvención que le concedió el Consejo Comarcal.

«El comercio en Ponferrada está flojo; yo porque tengo muchas clientas de siempre», explica. Empezó a trabajar en Zara, luego estuvo en talleres de costura hasta que empezó con el suyo y hace diez años abrió en Ramón y Cajal, antes de irse al barrio de la Estación. «Aquí vamos a poner telas, mercería, haremos diseños para confección, arreglos, formación, bordados...», enumera con voz optimista. El local es muy grande. Hay sitio para aprender, comprar...

Estudio eSe se dedica a actividades como barre, entrenamiento funcional y pilates y está en la calle Ave María. Una calle de Ponferrada, en pleno centro, a dos pasos de la plaza de Lazúrtegui, que era más conocida hasta ahora porque muchos locales cerraron con el declive del comercio ponferradino. Sorprende sus líneas modernas, todo perfectamente colocado y un emprendedora con mucho que decir. «Soy la primera entrenadora certificada en barre de Castilla y León. Necesitaba un local femenino, con mucha luz y en el centro de la ciudad para llegar al núcleo de la misma», explica Silvia Núñez Losada.

Nació en Ponferrada en 1990 y estuvo fuera, desde el 2010 hasta 2019, por sus estudios universitarios y una estancia lejos de España para aprender la lengua inglesa. «Llevo de vuelta 5 años en la ciudad y veo que necesita mucho más movimiento. Poco a poco somos más los que nos atrevemos a emprender y a darle fuerza. Me da mucha lástima ver como nos hayan abandonado grandes empresas, ya que eran un gran sustento económico», se lamenta.

Nunca se planteó abrir un negocio en una ciudada que no fuera Ponferrada. «Estoy cómoda. El coste de vida no es excesivamente alto y la ciudad, al ser pequeña, me permite ahorrar mucho tiempo en los desplazamientos. En otras ciudades tardaba 2 horas en llegar a mi puesto de trabajo. Lo que más me ha costado es adaptarme a no tener tantas ofertas de ocio y gastronómicas», dice.

En su caso es la primera vez que se lanza a emprender. «Me hace especial ilusión que sea en Ponferrada, mi lugar de nacimiento. Creo que la ciudad necesitaba una oferta de entrenamiento más personalizada e individualizada. Me apasiona mi profesión y me encantaría ayudar a las ponferradinas a mejorar su condición física».

En este viaje por el centro de Ponferrada, como si uno hiciera un círculo que incluyera las avenidas del Castillo y Valdés y la plaza Luis del Olmo, la siguiente parada es justo en este último lugar, casi subiendo para el puente García Ojeda. Con parte del escaparate a la plaza y a la calle que da al Castillo Templario, acaba de abrir Maf, Mi amigo fiel, una tienda dedicada a la alimentación, el higiene y todo tipo de accesorios del mundo de los animales. Sus dueños no tenían relación ni con León ni con Ponferrada. Han venido desde el sur de Gran Canaria por sus perros y una historia que cuentan con lágrimas en los ojos. Uno de ellos tiene dermatitis y el clima del Bierzo es bueno para su salud. Han abierto hace díez días. «La gente nos está aceptando muy bien. hemos apostado por Ponferrada sin saber nada y estamos muy contentos», afirma Tino.

En el caso de Patricia, el cuarto negocio de esta historia, quiere seguir con la tradición familiar. La panadería del barrio de la Estación. En su caso, abrirá dentro de poco un despacho en la avenida de España. Allí venderá pan, empanadas... Alpanpan se llamará, como la tienda de sus padres. «Estamos muy ilusionados», dice orgullosa de su primera experiencia como pequeña empresaria. Otros locales están también en obras. Será ya para un segundo capítulo.

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