MEMORIA HISTÓRICA
El horror que escondía el esqueleto de la domus romana de Las Médulas
El arqueólogo del CSIC Javier Sánchez-Palencia atribuyó a una necrópolis antigua los restos de un posible represaliado exhumados esta semana en Pedreiras cuando dieron con ellos en el verano de 1995 y por eso los volvieron a cubrir
Y de repente, aparecieron unos huesos y una calavera. Y todos se quedaron en silencio, sobrecogidos. Era el verano de 1995, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) estaba a punto de concluir las excavaciones arqueológicas que había emprendido en las ruinas de la domus romana en Pedreiras del Lago desde la que se administraba la mina de oro de Las Médulas. Y la pala y el cepillo habían dado con restos humanos.
«Fue impresionante», aseguraba esta semana el exalcalde de Torre del Bierzo Melchor Moreno, uno de los voluntarios que participó en aquellas excavaciones, para explicar el estremecimiento que sintió todo el equipo cuando dieron con los restos cerca del muro del calero que linda con el yacimiento. Unos restos que volvieron a cubrir y que asociación Sputnik y la empresa Tempos Arqueólogos acaban de exhumar esta semana para averiguar si pertenecen al que fue alcalde de Lago de Carucedo, Ceferino López Salgado, desaparecido desde 1937, pero al que medio pueblo vio morir en la plaza.
«Era el último día de las excavaciones y limpiábamos el perfil occidental del yacimiento de Pedreiras, junto a un muro sin excavar cuando dimos con los restos», explica por teléfono el arqueólogo del CSIC Javier Sánchez-Palencia, uno de los mayores expertos en las minas de oro romanas de Las Médulas. «Teníamos indicios que había una necrópolis al otro lado del calero, casi con toda seguridad romana o posterior y los tapamos de nuevo. Era el último día y no nos dio tiempo a estudiarlos».
En 1995 todavía no se había iniciado en España la exhumación de fosas de la Guerra Civil. No existía la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, ni había Ley de Memoria Histórica, ni decreto de Memoria Democrática, la legislación que ampara y financia la exhumación de Sputnik, a petición de los familiares de Ceferino López.
Sánchez-Palencia había oído «noticias muy vagas» sobre la desaparición del dueño del horno de cal que existió junto a la domus, pero debido la situación de la necrópolis no creyó que aquellos restos pudieran tener relación. Cuando el historiador Alejandro Martínez, de Sputnik Labrego, le pidió ayuda para localizar la tumba hace dos años, le hizo un croquis. «Me alegro de que haya aparecido. Todas las familias tienen derecho a darle sepultura a sus seres queridos . Lo terrible que fue todo aquello pone los pelos de punta», valora el arqueólogo tras conocer los detalles de la espiral de violencia que desató la desaparición de Ceferino López.
Como contaba este periódico esta semana, el dueño del horno de cal de Pedreiras, donde llegaron a trabajar 25 personas, había desalojado de la alcaldía, entonces en Lago de Carucedo, a Roque Bello con una moción de censura todavía en tiempos de la dictadura de Primo de Rivera. Cuando los militares se sublevaron en 1936, uno de los seis hijos de Ceferino, Silvestre López Moral se echó al monte para evitar represalias. Y como los falangistas que recorrían los pueblos no daban con él, su padre lo pagó.
El Bierzo
Hallan el esqueleto de un represaliado de la Guerra Civil en una domus romana de Las Médulas
Carlos Fidalgo
Francisco Macías, responsable de la editorial gallega Edicións Positivas, que ha publicado libros de Sputnik Labrego y es natural de Lago de Carucedo, relata a este periódico lo que le contaron sus abuelos sobre la muerte de Ceferino. «En el bar donde había ido a comprar tabaco, recibió un culatazo en el pecho de un guardia civil de Carucedo. Lo sacaron a la calle a que agonizara en la plaza, y como se le oía quejarse, ese guardia impidió que otros vecinos le ayudaran. Contaban que el tío Ceferino murió en la plaza y no se supo que paso con el cuerpo».
El 14 de abril de 1939, con la guerra perdida por la República, el grupo de huidos del paraje del Páramo a los que se había unido Silvestre López asesinó a ocho personas en Lago de Carucedo. Entre ellas al exalcalde Roque Bello. Y como represalia, la Guardia Civil detuvo a treinta personas, entre ellas la esposa de Ceferino y madre de Silvestre, Vicenta López Moral, que terminó enfermando en la cárcel de Ponferrada y al morir fue enterrada en una fosa común en el cementerio del Carmen que Sputnik exhumó hace unas semanas. También detuvieron, cuenta Francisco Macías, a los otros cuatro hermanos de Silvestre, salvo el menor. Terminaron viviendo en Astorga y en Valladolid, acogidos por personas que los conocían, añade.
El grupo de huidos del Páramo también protagonizaría un asalto salido de una película del oeste cuando el 21 de octubre de 1939 asaltaron el tren 485 que llevaba dinero de bancos gallegos a Galicia y mataron a dos funcionarios. Silvestre huiría con el grupo a Portugal para ser detenido y fusilado en Oviedo el 15 de mayo de 1941. Ahora es la misma forense la que trata de averiguar si los restos hallados en el Carmen y en Pedreiras son los de Ceferino y Vicenta.
La dentadura tiene la clave
La dentadura de los restos hallados tiene la clave para saber si se podrá cotejar con el ADN de un nieto de Ceferino López y confirmar su identificación. A la espera de los resultados, Francisco Macías cuenta cómo en los años sesenta «una falangista de la zona al que llamaban Perdigón llegó a decir que el Tío Ceferino estaba enterrado al lado del calero». Así que a nadie en Lago de Carucedo le ha extrañado el macabro hallazgo.