El día que el agua arrancó en Villafranca huertas y frutales
Hace casi 90 años, una tormenta dejó 169 litros por metro cuadrado
Villafranca se dispone a recordar, en marzo del año que viene, una de las peores riadas que hayan vivido sus habitantes. Fue en la madrugada del 1 de marzo de 1935 y cayeron 169 libros por metro cuadrado. Hace 90 años.
La crónica firmada por Luis López Reguera en Diario de León tres días después, el 4 de marzo, muestra el relato desgarrador de los hechos. «Pasada la media noche, entre las dos y las cuatro de la mañana, la lluvia era algo imponente y extraordinario», decía en una crónica que llevó por título «Conmovedores detalles de las recientes inundaciones».
«Tambolileaban en los cristales y tejados las gotas del precioso elemento, como palillos primero; luego como descargas de piedras y la violencia del aire originaba un ruido continuo, sordo y temible que ponía espanto y llenaba el espacio». Y ahí no acabó su relato. Continuó: «De pronto, como un alud impetuoso, como un monstruo gigantesco que avanzaba por los cauces del Burbia y Valcarce, de más volumen en el primero, apareció lo que ya empezaba a temerse. El rápido deshielo de las miles de toneladas de nieve y hielo».
Dice la crónica también que el agua «arrancó» las huertas, los frutales y las casetas de las fincas, aunque no supuso daños personales, ni heridos.
La medición se hizo con el pluviómetro de los Padres Paúles y arrojó esa cifra de 169 litros por metro cuadrado. El Padre Lorenzo reconoció estar consternado «y con él todo el vecindario villafranquino», decía también la información de Luis López Reguera.
Las fuertes lluvias afectaron a Ponferrada y a Astorga, aunque con menos intensidad. Aún así, hubo escenas de gran preocupación. En Villamejil, en la Cepeda, los vecinos emplearon los carros de bueyes para auxiliar a los vecinos en sus casas.
Los daños de la tormenta, en Villafranca, fueron de tres millones de la época, lo que no deja de ser una cantidad más que importante. Y hasta quedaron los versos del poeta. Antonio Carvajal Álvarez de Toledo, escribió un poema, que también se publicó en Diario de León . Cae la lluvia, sin cesar/se oscurece el firmamento/ruge el vendaval violento/y el río parece un mar.
El tren también estuvo cortado entre el Bierzo y Astorga por los efectos de la lluvia y se repuso después de varios días.
La efemérides cobra protagonismo por los acontecimientos en Valencia y Castilla-La Mancha. En aquella tormenta, el general Bochs fue la autoridad y según cuentan, «no pudo entrar a todos los pueblos a causa de la corriente, que era bastante fuerte».