ENTREVISTA EXCLUSIVA
María Galiana: «Tras 22 años de abuela amable, cariñosa y tierna, que me toque un personaje duro, violento y retorcido es un reto»
La actriz de 'Cuéntame cómo pasó' llega al Teatro Bergidum de Ponferrada los días 15 y 16 con ‘La reina de la belleza de Leenane’
A María Galiana, la entrañable y dulce Herminia de Cuéntame cómo pasó, le han cortado la cabeza hace muy poco en el cine. Menos hace todavía que la exhibió en La Revuelta de Broncano y se quedó con todos los espectadores del programa de televisión del momento. Pero a María Galiana, la amable y apacible, la tierna Herminia, hay que tenerle miedo si aparece con un atizador. Si se balancea en una mecedora con ese gancho afilado que remueve la leña en las chimeneas. Si se mete en la piel de un personaje en las antípodas del papel de su vida.
Porque en La reina de la belleza de Leenane, la pieza teatral del también director de cine Martin McDonagh, María Galiana se transforma en Mag Folan, mujer despótica que a ratos recuerda a un personaje de los libros de Stephen King o de las películas de Hitchcok, y que desde hace veinte años vive sola con su hija Maureen (interpretada por Lucía Quintana) en una casa encaramada en lo alto de una colina en la agreste región de Connemara, en la Irlanda más rural. Dirige Juan Echanove. Y el resultado, que los espectadores de Ponferrada podrán ver en dos sesiones en el Teatro Bergidum el viernes 15 y el sábado 16 de noviembre a las 20.30 horas (localidades a 20 euros) es tan inquietante como parece en la fotografía de promoción de la obra.
«Mag Folan es una vieja amargada por la vida, en un paisaje absolutamente inhóspito como es esa zona de Galway, del noroeste de Irlanda, muy dejada de la naturaleza», explica la actriz al teléfono. «Esta mujer ha tenido a esa hija (Maureen), con la que en absoluto se entiende. Otras dos hijas que han escapado de ese ambiente terrible y difícil y duro». Una hija, cuenta Galiana «a la que domina y a la que quiere para que la cuide y se ocupe de ella. Es una madre absorbente y proyecta sobre su hija sus propio fracaso vital».
La obra ya se estrenó hace 25 años en España, dirigida por Mario Gas, y eran Vicky Peña y su madre, Monserrat Carulla, las dos mujeres que interpretaban los papeles principales, por los que obtuvieron ambas el Premio Max. «Te puedes imaginar cómo estarían las dos», asegura Galiana, que considera a Carulla, «una actriz sublime». En la versión que llega al Bergidum, Javier Mora y Albergo Fraga son el ‘novio’ de Maureen y su hermano más joven, catalizadores de un drama que recordará a la tensa relación de los protagonistas de Almas en pena en Inisherin, última película de McDonagh y un film que le ha encantado a la actriz. «Colin Farrell es un monumento», dice enfática.
Galiana está encantada de participar en una obra que huye de la imagen «amable» que se tiene de Irlanda, porque también le permite sacudirse la sombra alargada de Herminia. «He estado 22 años haciendo de abuela amable, cariñosa y más o menos tierna y que ahora que me toque un personaje duro, violento y retorcido me parece que es un reto fantástico para no encasillarme». Y reconoce que «es un papelón», el de Mag Folan, sentada en la mecedora con su atizador. «Estoy disfrutando horrores. Es maravilloso demostrarle al público que, independientemente de sea capaz de interpretar en la televisión a un tipo de mujer vieja y dulce y amable, también sea capaz de interpretar a personas bastante odiosas», ríe.
El personaje de Mag Folan lo ha preparado «con mi manera de enfocar mi mala leche», dice entre nuevas risas. «Pero eso no lo pongas». Al final, el periodista la convence de que no es una frase que deba guardarse. «Hay muchas señoras mayores que tienen una doble cara. Pueden resultar más o menos amables delante de vecinos o de extraños, pero realmente son gente muy amargada y eso se puede ver en cualquier residencia o asilo», añade la protagonista de la obra. Y se pone seria. «La lucha contra la vejez y las contrariedades que trae desde el punto de vista económico, de la salud, de la soledad, de no ser apreciada ni querida por la gente que te rodea puede resultar realmente muy dramático».
Otro actor que también apareció en Cuéntame cómo pasó, como Juan Echanove, dirige la obra.
-¿Cambia mucho cuando tiene el mando?, es la pregunta.
Y Galiana ríe de nuevo. «Es igual de apasionado para todo. Tanto para interpretar sus maravillosos papeles como para dirigir. Como es actor, para dirigir, las pautas que te da son muy buenas». Porque Echanove «lo tiene muy claro desde el principio», no hace pruebas con los actores para corregirles después sobre la marcha. «Juan no es fácil, porque es muy exigente, pero tiene en su cabeza la función», reconoce.
Galiana, que despuntó en Solas, de Benito Zambrano, es más de cine que de teatro, no se cansa de repetirlo. Y en su última película, Sociedad negra, literalmente pierde la cabeza. O se la arrancan. «Salgo poco, pero soy la madre de un mafioso al que le cortan la cabeza los de la mafia china barcelonesa. Era una cosa absolutamente brutal, mi cabeza. Me la hicieron metida en escayola hasta que aquello se secó, sin poder respirar más que por una levísima rajita en la boca». Menuda agonía.
Como la que amenaza con provocar en más de uno Donald Trump, que acaba de ganar las elecciones en los Estados Unidos. Y con la Dana en Valencia, los bulos, las guerras de Ucrania y de Gaza, la última pregunta es obligada para alguien que dice que es más sabia por vieja -en mayo cumplió 89 años- que por haber sido profesora de instituto.
-¿Cómo ves el mundo, María?
«No quiero ser muy gafe, hijo, no quiero ser muy intensita, pero yo ahora al mundo lo veo fatal». Y añade algo que tiene que dar que pensar. «El triunfo de Trump es muy lógico. Kamala Harris representa a una minoría muy minoría. Trump es el prototipo absoluto de lo que es un americano, no él mismo, sino lo que representa». Los «grupos europeístas» que defienden el aborto y reniegan de las armas, recalca, «no tienen nada que ver con el americano medio».