La Mesa del Castaño apunta a la transformación como el punto débil del sector en el Bierzo

El director de la Mesa del Castaño, Pablo Linares, volvió a señalar este jueves la transformación de la castaña como el punto débil y el mayor reto que debe afrontar el sector en la comarca del Bierzo (León). Linares fue el encargado de inaugurar las Jornadas científico-técnicas de la XV Feria Internacional de la Castañicultura, Biocastanea, que se celebran en el Campus del Bierzo, por donde pasarán 30 especialistas del mundo de la castaña procedentes de diversas partes del mundo.

En este foro recordó que el sector en la comarca “aún tiene mucho que dar”. “Nos queda mucho camino en la transformación. Hay una empresa de castaña congelada que funciona muy bien pero eso es una primera transformación. Nos falta avanzar en la segunda, en el producto derivado”, dijo.

En cuanto a Biocastanea, Linares se mostró orgulloso de alcanzar esos 15 años ya que loa cita se ha convertido en un referente en España y en muchos países den entorno, como Portugal, Francia o Italia.

“Ya podemos decir que estamos ante el elemento más importante a nivel nacional e incluso más allá de nuestras fronteras. Es una referencia. Estamos muy satisfechos porque nuestro objetivo era convertirnos en referentes del sector, primero para que la gente de aquí pudiera tener en su mano y de forma accesible todo el conocimiento del sector de la castañicultura. Luego que desde fuera se posicionase el Bierzo porque somos la segunda zona productora de España. A día de hoy ese objetivo lo hemos cumplido”, señaló.

Eso sí, la organización del evento espera que estas jornadas científico-técnicas se acerquen más al territorio ya que los inscritos son, mayoritariamente, de fuera del Bierzo. Sí hay más presencia berciana en las jornadas demostrativas que se viven el sábado el Corullón (León) y el la feria de Carracedelo, entre el viernes y el domingo. Además recordó que a lo largo de estos 15 años por el Bierzo han pasado importantes expertos procedentes de países como Japón, Canadá o Estados Unidos.

Este año el país invitado es Chile ya que poco a poco se ha abierto hueco en el sector. Para ello cuentan con la presencia de Viviana Cisterna, representante del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA, de ese país, quien habló sobre el esfuerzo que se está haciendo para introducir este cultivo que llegó hace muchos siglos de la mano de los inmigrantes europeos pero nunca tuvo demasiada importancia.

“Ustedes nos llevaron las castañas a nosotros y su multiplicación hizo que el fruto perdiera calidad. Llegó un momento que solo servía para el consumo interno hasta que el INIA decidió mejorar esa calidad para que fuera más dulce, más fácil de pelar y poder exportarla. Así trajeron 17 variedades de países mediterráneos”, explicó.

Chile fue incrementando las hectáreas de castaños, que para muchas familias supone poder llevar a casa un sueldo más en un lugar donde hay escasos recursos.

Hoy en día el país ha pasado de exportar 40 toneladas de castañas en el año 2009 a que esa exportación genere cuatro millones de dólares. El reto al que se enfrentan es el de su transporte hasta Europa. “Aún falta mucho por hacer porque su viaje hasta aquí es de 40 días y las condiciones deben ser buenas para que no se estropeen”.

En cuanto a plagas, los castaños chilenos están libres, por ahora, de chancro y avispilla. Sí sufren la tinta y la gnomoniopsis que en 2023 supuso una pérdida del 80 por ciento.