Diario de León

MEPIROLAUNI Jorge Villa

Las mejores intenciones

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León

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Hace muchos, muchos vinos que no paso unas navidades completamente felices. Quizás ese concepto de alegría y espíritu navideño que los televisores y los turrones de se empeñan en vendernos se marchó con los granos de mi adolescencia. A lo peor ocurre que ese aura de libertad, igualdad y fraternidad con el prójimo se disipó con la cotidiana realidad de este valle de risas y tristezas; de buena gente y tipos entrañables que sacan lo peor de si mismos a causa de aquellos hijos de cien mil madres que siempre manejan el cotarro. Sin embargo, este año voy a inyectarme navidad por vena y lucharé por que me dure todo el año. Obviaré las putadas que reciba y me comprometo a no hacerlas; guardaré mi mala leche y disfrutaré de las pequeñas cosas, de los amigos, de las preciosas mujeres que pueblan mi Bierzo querido ¡Caramba! Si consigo cumplir estas promesas, igual hasta me convierto en una buena persona y todo. Bueno, añadámosle algo más a la penitencia: también voy a estudiar y a trabajar duro, pero sin pisar a nadie, por mis sueños. Intentaré que todo lo que haga desprenda amor por los cuatro costados, como esos guisos de las madres con los que se nos saltan las lágrimas...Y voy a dejar de fumar radicalmente, y de privar tanto, y voy a ir a correr todos lo días porque ya se sabe: «Mens san in corpore sano». Que bueno, parece que sólo con esta declaración de intenciones empiezo a respirar ese aroma navideño que creí ya no poder identificar jamás. Hasta me veo una enorme sonrisa reflejada en la pantalla del ordenador de esas que tienen los galanes de las películas americanas. Y los ojos se me estan poniendo de color verde. Y el pelo rubio ¡Madre mía! ¿A ver si voy a tener fiebre? Tanto amor, tanto amor...Decía San Agustín que la verdadera medida del amor es el amor sin medida y tampoco es eso. Este año voy a intentar hacer las cosas mas o menos bien pero sin dejarme la vida en ello. Intentaré fumar menos y sólo voy a beber los fines de semana. Estudiaré algo más que este año pero sin pasarme de vueltas. Disfrutaré de los amigos, eso seguirá igual, de las pequeñas cosas y de las grandes y mantendré la mala leche sólo cuando sea imprescindible, no voy a contenerme todo el rato que lo de los ataques al corazón parecen norma común entre mis iguales, y pienso disfrutar de toda berciana que se me ponga a tiro. Qué le vamos a hacer, uno tampoco puede cambiar de la noche a la mañana ni luchar contra lo que es, pero si todos nos levantáramos este año que nos viene con la intención de no hacernos putadas y acostándonos con la conciencia tranquila seguro, seguro que este mundo marcharía un poquito mejor.

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