León, Astorga y Ponferrada

Desde hace unos años la provincia de León había ido perdiendo su dimensión transversal. La autovía Madrid-La Coruña tejió un mundo aparte, y daba la impresión de que por un lado iban La Bañeza, Astorga y el Bierzo, a orillas de la A-6, y por el otro caminaba la ciudad de León, con su querencia montañesa, que abarca desde Valdeón hasta Laciana, y con su autopista de Asturias. Luego, hacia el sur, León capital quedaba como colgada, sobre el precipicio de la incivil carretera de Benavente, y alrededor de ese cilicio para coches y personas, se asomaban las grandes campas a uno y otro lado del Esla; ese León tan llano donde los bercianos nos perdemos y donde creemos estar en una prefectura de Tamerlán, quien sabe si en las afueras de Samarcanda aunque Samarcanda se llame Sahagún. Así es nuestra provincia, y, con todo, la quiero. Uno, a fin de cuentas, es berciano leonés, y ser berciano leonés es tener a la provincia entera por propia, aunque sea sólo en el plano literario, pues, como tantos ponferradinos, no conozco las riberas del río Cea y me hago un lío con Canales y Cármenes, con Garrafe y Gradefes, con Lugueros y Lugán, y con muchos otros lugares bellos y pacíficos, montañeses o de la llanura, todos tocados por esa cosa rara que consiste en ser leonés, y que no es lo mismo que ser castellano, más que nada porque el leonés no quiere serlo por mucho que lleven unidos mil años ambos reinos. El leonés busca lo asturiano, lo zamorano y lo gallego, y el castellano no. Pues bien, todo este disperso prefacio viene a cuento de la nueva autopista que conecta Astorga con León, hecho memorable que vuelve a enchufar a la capital de la provincia con la capital del Bierzo, y todo ello al margen de su desafortunado peaje. También la nueva autopista vigoriza una retahíla, hoy un tanto reseca, que todos los niños de mi tiempo recuerdan: aquel refrán que resumía muy cabalmente la provincia de León con el nombre de sus tres ciudades más relevantes, León, Astorga y Ponferrada. Tres ciudades de poniente, como muy bien descubrió y recreó el maestro Antonio Pereira. Ir a León desde el Bierzo ahora es un paseo, y ese paseo es bueno para los leoneses, para los ponferradinos, y para los astorganos que quedan en el medio, aunque ya temen que pasemos de largo para consternación de sus eficientes hosteleros y de sus honrados fabricantes de dulces. Sugiero por ello, a los ponferradinos y a los leoneses, que hagamos un pequeño esfuerzo y ,que, de vez en cuando abandonemos la autopista y entremos en Astorga. Todos sabemos que merece la pena.