Vuelva usted mañana

Espectacular la fiesta de disfraces que se celebró el pasado sábado en El Perezoso. Que si se habían acabado los exámenes, que si te regalaban una camiseta con cada copa. Cualquier excusa es perfecta para disfrazarse y hacer el aborto un rato pertrechado de una personalidad diferente a la de diario y, para más inri, quince días antes de los Carnavales. Confieso que tal algarabía no lucía tan macabra, ni sugerente, ni poética como los cuadros de ese exquisito tétrico llamado Gutiérrez Solana pero, para qué nos vamos a mentir, me da la impresión de que los personajes de tan ilustre como, a menudo, insuficientemente ponderado genio no se lo pasaban tan bien como el náufrago tranquilo, la marioneta rebelde, la militronchi pacífica, la momia de scotex, la preñada maltratada, la quinceañera salida, el Robin de las pajitas, el Punky videoaficionado, el judío dandy, la preñada maltratada, la iraquí o las brujas que poblaron «El Pere...» ese día. Por dicha o desdicha, que uno todavía no sabe muy bien, una de las brujas me confesó que a veces leía esta columna y me sugirió que esta semana me hiciera eco de su queja. Como el día había ido de reivindicativo, con espectaculares manifas pacifistas por todo el mundo mundial (Por cierto, mis felicitaciones a todos los que expresaron su no a la guerra) durante la tarde, pues por una vez y sin que sirva de precedente aquí les relato su denuncia y en ese plan. La joven estudiante me explicó que estaba hasta los huevos, metafóricamente hablando claro está, de tener que acudir periódicamente hasta León para arreglar todos los papeleos burocráticos que desde la secretaría del campus universitario de Ponferrada deberían realizarle sin más problemas. Mantenía que ya iban dos veces que tenía problemas de este tipo y ahora le decían que la última instancia no había llegado hasta la central administrativa de la Universidad de León, que se había extraviado y que lo mejor para asegurarse sería que se acercara hasta allí para presentar sus papeles. Creo que era relativo a una movida de becas; lo siento, a esas horas tampoco estaba como para quedarme con todas los detalles, pero resulta vergonzoso que alguien tenga que perder un día entero para arreglar algo para el que existe gente contratada. Igual ha sido coincidencia y le ha tocado a ella, aunque a la bella bruja ya se le calentó la boca y habló de incompetencia y desinterés de los trabajadores del Campus de Ponferrada. «Las únicas majas y competentes, las señoras de la limpieza. Ni profesores ni nada», espetó. «Cosa de meigas», respondí a la bruja en mi borrachera aunque parece que lo de «vuelva usted mañana» sigue tan vigente como cuando se publicó hace un siglo.