El proyecto para Ponferrada incluye un intercambiador que una la estación de Renfe y la de autobuses
La UPL propone invertir 92 millones en soterrar las vías bajo un bulevar
El sueño de la UPL en Ponferrada cuesta 92 millones de euros y pretende cambiar la faz de la ciudad soterrando las vías que dividen en dos el ca
Vista virtual del bulevar desde el Temple, con el MacDonald's y los multicines La Dehesa al fondo
El candidato leonesista a la Alcaldía, Joaquín Otero, presentó ayer la primera y más ambiciosa obra del plan Ponsferrata-Urbam, elaborado por el arquitecto y miembro de la agrupación local del partido, Pablo Arana, y con el que la UPL busca revolucionar el urbanismo de la capital berciana. La UPL buzoneará en los próximos días hasta 40.000 folletos con su proyecto para acabar con la barrera artificial que suponen las vías en Ponferrada e integrar el ferrocarril en la ciudad al igual que está sucediendo en León, Valladolid y Burgos. Joaquín Otero anunció ayer que su formación contactará con las asociaciones de vecinos de los barrios afectados; El Temple, Flores del Sil, La Puebla, entre otros, y con los sindicatos y las asociaciones patronales para darles a conocer una iniciativa con la que buscan revitalizar las zonas adyacentes a las vías y resolver el problema de la integración del ferrocarril en la ciudad. Y la solución pasa por soterrar las vías bajo un gran bulevar peatonal de más de un kilómetro de longitud, desde el río Sil hasta la confluencia de la avenida de Los Escritores con la avenida de los Muelles, donde se levantaría un intercambiador de transportes con las estaciones del ferrocarril y autobuses. No en vano, en ese lugar del PP-3, debería desembocar la circunvalación norte de Ponferrada que sacaría el tráfico del centro. El bulevar, ascendente hasta hacer innecesarios los dos puentes junto al Museo del Ferrocarril, tendría un coste estimado de 56,4 millones de euros. La nueva avenida peatonal aumentaría el interés por locales comerciales que en la actualidad no tienen salida en el mercado porque dan a las vías, ofreciendo ubicación a los comerciantes que dudan del traslado al centro comercial de La Rosaleda y una estructura para abrir un mercadillo callejero que no obstaculice la circulación en otras calles de la ciudad. La actual estación de autobuses se podría convertir en una escuela taller y su aparcamiento en un parque público. El intercambiador costaría otros 36 millones. «Es una actuación irrenunciable si somos llave en el Ayuntamiento, técnica y económicamente viable», aseguró Otero, que considera que el Estado debería aportar el 50 por ciento de la inversión, la Junta el 30 y el Ayuntamiento el 20, obteniendo plusvalías de la venta de la actual estación de autobuses.