El Promesas Ponferrada

Hubo un tiempo en que Ponferrada tuvo dos equipos de tercera división, y no me refiero a los años -pocos- en los que la Deportiva y el Endesa coincidieron en la categoría de bronce (hoy de cobre, tras la creación de la segunda B). La época de la que hablo se remonta a los primeros años sesenta, y jugaban entonces en tercera división la venerable escuadra blanquiazul y el Club Deportivo San Pedro. Este San Pedro vestía de camiseta roja y pantalón negro, como un Osasuna del Bierzo, y jugaba en el campo de Fuentes Nuevas, que entonces no se llamaba Dehesa de San Juan, quizá porque sería chocante que el San Pedro jugara en el campo de San Juan, y ahora caigo en la cuenta de que el Osasuna, antes de jugar en El Sadar lo hacía en un estadio también llamado de San Juan. Ínfimas erudiciones que uno, involuntariamente, retiene. En el San Pedro militaban jugadores veteranos de la Deportiva y chicos jóvenes que empezaban, aunque también se dieron casos de futbolistas maduros que pasaron del San Pedro a la Ponferradina, como Chispa, un lateral muy expeditivo que se hizo famoso en la potente Deportiva de los años sesenta. Pocas cosas más sé del San Pedro. Ignoro quién lo fundó, ni tampoco me explico por qué yo, como otros niños, lo tuvimos por equipo de Flores del Sil, un razonamiento sin sentido, aunque es posible que por ser la Deportiva muy capitalina y del barrio de arriba (lo que era más manifiesto cuando jugaba en Santa Marta), tal vez los alejados vecinos inmigrantes de Flores, La Placa y Cuatrovientos vieron con especial cariño al club pobre de Ponferrada, al que caminaba por los últimos lugares de la tercera división, aunque también conoció algunos momentos de gloria. Todos aquellos logros y fracasos del San Pedro quedaron en el olvido, y es justo ahora, tantos años después, que ha florecido otro equipo en la plaza que también es modesto y que también juega en Fuentes Nuevas, y que ahora va embalado y que puede protagonizar la mayor orgía futbolística en la urbe. El año que viene Ponferrada puede tener a dos clubs en segunda B, privilegio que sólo está al alcance de ciudades de mucho mayor tamaño. Ahora bien, ese nombre de Promesas es raro, pues induce a creer que ese equipo es un filial de la Deportiva. Por ello, tal vez sería conveniente un cambio. Llamarse, qué sé yo, Atlético del Bierzo o Ciudad de Ponferrada. Con todo, lo importantes es que el Promesas ascienda, y que ese club no olvide que los escasísimos y ya muy añejos simpatizantes del San Pedro (yo también, y eso que siempre fui de la Deportiva), estamos detrás de sus pasos.