Diario de León

Alfonso Fernández compara el salvajismo de los animales con el de los «grandes bóvidos africanos»PROSIGUE LA POLÉMICA CACERÍA DE VACAS

El veterinario de las vacas defiende el procedimiento de la Junta

El veterinario privado que durante años se encargó del tratamiento de la explotación ganadera de Benuza que la

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En un comunicado dirigido a este periódico el veterinario incluso compara la conducta salvaje que han ido adoptando los animales con la descrita en estudios «realizados con ciervos o con grandes bóvidos africanos». El veterinario Alfonso Fernández Pacios se encargó de los tratamientos de la explotación ganadera de Llamas de Cabrera tanto antes del fallecimiento de su propietario original, Ángel Prada, como tras su muerte hace siete años. Desde este conocimiento de la cabaña, Fernández considera que la cacería es el «método más adecuado» aunque «lo más cómodo, ético, moral e inteligente, tal vez para dar imagen de persona sensible, es manifestarse en contra», asevera. Según este especialista, ya en vida del dueño, la explotación «era muy difícil de manejar». «En los pocos tratamientos que se le podían aplicar, -los cuales llevaban de tres a cuatro horas- para dirigir a una vaca a un cercado donde poderla pinchar por una mastitis u otra patología, era raro no salir de allí con alguna marca en el cuerpo». El veterinario asegura que cuando los herederos de Prada se hicieron cargo de la ganadería las reses se fueron haciendo «cada vez más esquivas y más salvajes» hasta adoptar «unas pautas de comportamiento totalmente asilvestrado». Por ello, aseguró, «desde hace cinco años no se ha podido atender ninguna cabeza de las que no son mansas». En su opinión, las vacas «fueron adoptando una conducta social de animales salvajes, similar a estudios realizados con ciervos o grandes bóvidos africanos». Y pone el acento muy explícitamente en esta circunstancia al comentar que él ha tenido entre sus pacientes «desde lobos, jabalíes o ciervos hasta avestruces y rapaces» y que preferiría volver a atender a cualquiera «antes -dice- que a enfrentarme con ese ganado». Sólo para el «cabreirés duro» Con un enfoque más legalista, Fernández Pacios, sostiene que llega un momento en que la propia Ley de Sanidad, al no haber forma de sanear el ganado, propone su recogida y sacrificio. Y recuerda que en esa cabaña, cuando se iba a matar un ternero, «tenían que ir el comprador, el dueño, ayudantes y matarifes tres o cuatro días seguidos» porque no había forma de introducir una cabeza de la ganadería en un camión, camino del matadero. «Sólo el cabreirés duro y aguerrido podía controlarlas». El veterinario defiende la labor de los cazadores y cuestiona las opiniones que se están lanzando en su contra «desde un despacho, y sin conocer el problema». «Desde el punto de vista sanitario», significa en uno de los párrafos de un extenso comunicado, «un ganado como éste, sin sanear, en un territorio donde han aparecido enfermedades como brucelosis, tuberculosis, etcétera, es un peligro para los rebaños de bovinos colindantes a éste, y para la fauna silvestre». «Aparte de ser una potencial fuerte de zoonosis, por Ley hay que retirarlo del modo que sea posible. Sólo hay que recordar que la sarna en los rebecos de los Picos de Europa se le atribuye a un rebaño de cabras afectado en esa zona», señaló justificando una vez más la batida.

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