Demasiadas preocupaciones

La situación que estamos padeciendo es realmente preocupante. Demasiadas alteraciones, crispaciones y malos entendidos en el redondo mundo que vivimos. El ambiente, de norte a sur y de este a oeste, en cualquier continente de este planeta, está contaminado. No nos libramos absolutamente de nada: retorcidos políticos que no quieren ver más allá de sus narices, ciegos fundamentalismos exasperantes, cruzadas religiosas que, utilizando el nombre de dios, siembran muerte por doquier, hambre, injusticia, marginación, pederastia, abusos sexuales a menores, violaciones y malos tratos, excomuniones por obra y gracia de los grandes prebostes eclesiásticos (dudo mucho que el mandato divino tenga algo que ver en ello), etc., etc. Esta sociedad no está ni contenta ni conforme con lo que le rodea y probablemente sea hora de tomar conciencia de los hechos. Entre tanto conflicto y tan grave casi no me atrevo a pensar en los problemas domésticos, aquellos que nos son más cercanos, los que más directamente nos preocupan o, egoístamente, deberían preocuparnos, no vaya a ser que recaiga en mi persona una segunda excomunión. No hay que ser un gran cerebro ni un genio para darse cuenta que la vida nacional gira en estos momentos en torno a la mala leche y que la visceralidad utilizada por algunos pintorescos, aunque ostenten cargos ministeriales, personajes públicos para crispar, entorpecer y satanizar la convivencia política, ha dejado de ser privativa y se ha convertido en la consigna plural de nuestros gobernantes, acaudillados por nuestro presidente. Todas estas preocupaciones y toma de conciencia universal que nos producen los tambores bélicos y la escasa sensibilidad de algunos gobernantes cuya única visión es contemplarse así mismos como vigilantes y salvadores del orden mundial nos, casi obliga, a relegar a segundo plano la rutinaria convivencia en nuestro habitual entorno. Hasta da la sensación que las batallas políticas domésticas entre partidos diferentes han pedido parte de crispación y existe un cierto relajamiento; parece que navegamos en una balsa de aceite y que las cosas van por buen camino. En lo que se refiere al ámbito local el gran beneficiado de esta situación es el Partido Popular cuyas divergencias y cainitas luchas internas permanecen escondidas, de momento, sin traslucirse al exterior. La elaboración de la lista municipal está produciendo tal nivel de enfrentamiento que va a ser difícil reconciliar las ¿dos? facciones existentes.