La guerra fue la otra convidada en el escenario de la gala Micrófonos de Oro
Ponferrada con Bagdad al fondo
La fiesta y la guerra convivieron en la madrugada del domingo sobre el escenario del Toralín en una sobrenatural armonía. Los premiados y los premiantes convirtieron en
«Esta es una guerra ilegal», sentenció Baltasar Garzón al recoger su micrófono dorado de manos de una Mercedes Milá que ya había pedido al juez desde la tarima que no se calle y que haga prevalecer siempre, precisamente, la libertad de expresión. Garzón no fue el primero en recoger el premio, pero su breve intervención marcó la referencia del duelo dialéctico que se entabló sobre el escenario, dulcificado hasta el extremo por los celebrados comentarios de un extraordinario Matías Prats -que ya se había declarado afligido por el conflicto- y por las alabanzas de unos y otros tanto a Luis del Olmo como a Ponferrada. Antes que Garzón, por ejemplo, Anne Igartiburu, una antorcha roja que anoche incendiaba todas las pasiones, ya se había manifestado contra la invasión de Irak tras recibir su micrófono de manos del alcalde de Ponferrada, Carlos López Riesco. Y luego María Teresa Campos puso el acento de manera más sutil en lo mismo a la par que reclamaba pluralidad y libertad de opinión. Algo que agradeció a la dirección de Tele 5. Florentino Pérez, al lado del rector de la Universidad, se limitó a sublimar la primacía mundial del Real Madrid. Y el presidente del Corte Inglés, Isidoro Álvarez, a agradecer la acogida. Luego Luis del Olmo se desharía en deferencias hacia él por aceptar la invitación de Ponferrada entre las cientos que desecha cada día, «porque tiene mucho trabajo», dijo el locutor. Así fue como la ministra Pilar del Castillo decidió emplear el triple de tiempo que todos sus antecesores antes de obsequiar a Halffter con su estatuilla. La titular de Cultura reclamó libertad de expresión también para el Gobierno y para el PP para defender una postura intervencionista que dijo que no es cómoda, pero que justificó como ese tipo de «medidas» que en la propia Europa hubieran evitado otros sangrantes conflictos bélicos. Del Castillo puso la guinda a una intervención de similar corte del berciano Manuel Cobo, segundo de Alberto Ruiz Gallardón en la comunidad de Madrid, y que por cierto fue de las más aplaudidas por la concurrencia junto a la del presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Galicia.