Diario de León

MOLÍN AMPUERO Manuel Cuenya

Semana de radio y cine

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León

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Esta última ha sido una semana de radio y cine. Dos de nuestras grandes pasiones. Ponferrada, con su museo de la radio en marcha y la futura escuela universitaria de radio, se convertirá en una ciudad legendaria. Al parecer ya cuenta con el mejor museo de radio del mundo. Un museo que no tiene nada que envidiar a los museos de la radio que hay en Nueva York o en Washington, según Luis del Olmo. Confieso que no conozco ninguno de estos museos, ni siquiera el museo de la radio de la capital del Bierzo, por tanto, no puedo entrar en valoraciones. En cuanto pueda, sin embargo, haré una visita a este museo. Vayan por delante mis felicitaciones a todos aquellos que han contribuido a la puesta en funcionamiento de este museo de la radio. Desde que descubriera Radio 3, la radio de la transición, la radio de la movida, he sido como un adicto a ésta. Nunca olvidaré aquel programa llamado "Rosa de Sanatorio", a altas horas de la madrugada, que escuchaba boquiabierto, como con cierta vocación religiosa, aunque el programa no tuviera nada de religioso, y sí mucho de libertario, liberador, magistral. Aquel fue como una auténtica universidad de la experiencia, que se dice ahora, en la que llegamos a emocionarnos con la música de Philip Glass y Carles Santos, entre otros, y nos divertíamos escuchando algunos poemas de Buñuel, César Vallejo y Valle-Inclán... O programas como Diálogos 3, Músicas posibles o La ciudad invisible, que aún hoy escuchamos. En cuanto al cine hemos tenido la oportunidad de disfrutar de un ciclo hispanoamericano en La Dehesa de Ponferrada. Películas como "El callejón de los milagros", por la que siento una veneración, nos devolvió por momentos a ese mundo mágico y surrealista, excitante y brutal que es Méjico, donde tuvo lugar el rodaje de esta película. Resulta imposible olvidarse de un país que nos dejó impresionados de por vida. Vivir durante unos años en este país es como vivir toda una vida en un pueblo perdido del Bierzo. Dicho así podría parecer excesivo, pero uno lo siente como tal. Será la morriña. En todo caso, no deja de ser una percepción, acaso objetiva. La primera vez que vi esta peli fue en la Cineteca de Coyoacán, en México, Distrito Federal, allá por el año del 95. Por aquel tiempo Salma Hayek (Alma o Almita), que es una de las protagonistas de la película, comenzaba a ser conocida en el cine, pero no gozaba del estrellato hollywoodiense y la fama mundial. Salma nos enamoró en aquella película. Ahora esperamos verla en "Frida". Se me antoja que Frida Kahlo es como la Anaïs Nin latinoamericana. Mujeres así nos vuelven majaras perdidos. Que todo sea por el cine y la radio.

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