Circular o andar sin rodeos

Confieso que me cuesta un cierto esfuerzo y trabajo, ¡no! sería más correcto decir: siento grandes dosis de reparo, pudor, vergüenza y desasosiego, tener que hablar y/o escribir sobre asuntos, hechos o situaciones domésticas que, en condiciones normales preelectorales (en caso de que las campañas electorales pudiesen ser consideradas normales), afectan de forma más o menos directa al futuro de los ciudadanos de cada municipio y Comunidad Autónoma. Hasta me da palo, vaya con las expresiones populares, ejercer la crítica, lejos de mí las malas intenciones, e incluso matizar algunas actuaciones que están realizándose en nuestra ciudad. No lo puedo remediar. Mucho me temo que todo aquello que suene a discordancia con el comportamiento y manera de actuar del partido gobernante está condenado (y más en estos delicadísimos momentos) a considerarse como un ataque de lesa majestad contra el Partido Popular y su más que arrogante y (des)amueblada cabeza pensante nacional. Tenía ganas de decirlo y lo voy a decir aún a riesgo de que me corran a gorrazos determinados agitadores populares que no comparten mi opinión: estoy hasta los ovarios de las plazas circulares que, de ocho años a esta parte, proliferan como setas a lo largo de nuestra ciudad. Digo bien, y conscientemente, a lo largo que no a lo ancho de la ciudad. No soy tan absurda para negar la mayor y no reconocer que determinadas rotondas y fuentes eran necesarias y hasta estéticamente recomendables. Más de una vez lo he reconocido y así lo he pregonado. Pero todo tiene un límite y la carrera emprendida por ubicar monumentos, amontonar piedras o depositar tierra en recintos circulares cada doscientos o trescientos metros empieza a molestarme y percibo un ligero cambio de humor cada vez que me subo a un coche. Además el tiempo empleado desde el inicio de las obras hasta la inauguración acaba con unos nervios que creía bastante bien templados. Al final mi confusa mente se llena de pensamientos retorcidos y malévolos. No sé si las calles se arreglan por necesidad, embellecimiento, mantenimiento, modernidad o si obligatoriamente se necesita toda esta parafernalia para justificar la construcción de una, dos o más obsesivas plazas circulares y por cuya causa media ciudad está paralizada. Sea como fuere, por favor vayan cerrando hoyos, cubriendo grietas, asfaltando trozos y abriendo tramos de calles. Más de cien lo agradeceríamos mucho.