Diario de León

CACABELOS

Puente hacia la discordia

Las obras de ensanchamiento del puente romano de Cacabelos son «una chapuza», «un despropósito» y «un desastre». Son expresiones del escultor Pedro Cotado, autor del diseño original sobre el que se basa el proyecto técnico, que ayer un

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C. F. C. Redacción - PONFERRADA.
Ponferrada

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Cotado compareció ayer en la sede del PSOE en Ponferrada junto al candidato socialista a la Alcaldía de Cacabelos, Sergio Santín, para criticar la ejecución de las obras del puente romano. Según el artista, autor de obras tan emblemáticas en la localidad como la estatua del vendimiador, las obras del puente son «una chapuza». En primer lugar, porque en vez de trasladar los pilares de piedra originales, se realizará una estructura de hormigón recubierta de piedra, y porque la curva de entrada a Cacabelos resultará más cerrada que en su diseño original. Cotado considera un error que el pretil sólo sea de granito y no respete la piedra irregular de la zona, y que reduzca las aceras, donde se emplearán «piedras exóticas» de color rojo convadonga en lugar de la piedra normal, más adecuada a la historia del puente. Al artista tampoco le gusta que las dovelas de los arcos parezcan «placas postizas» en lugar de ser macizas. La reducción de la apertura de la curva del puente también impediría abrir un espacio de maniobra hacia Quilós. «Un puente de 90 metros quedará convertido en una chapuza de 90 metros», resumió el escultor. Cotado considera que el Ayuntamiento de Cacabelos todavía está a tiempo de corregir la obra y pidió al alcalde que rectifique. «Cuesta casi igual hacerlo bien que mal y por el mismo precio, podemos quedar orgullosos de una obra bien hecha o avergonzados para siempre ante los visitantes, los peregrinos y nosotros mismos», aseguró. Prada, «dictador de turno» Por su parte, el candidato socialista criticó lo que entiende que es una improvisación constante. «No sabemos si las obras se basan en un proyecto concreto, en una improvisación o dependen de cómo se levante el alcalde por la mañana». Sergio Santín se dirigió a Prada, al que definió como «el dictador de turno», para pedirle que recuerde que «Cacabelos no es su cortijo particular».

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