MOLÍN AMPUERO Manuel Cuenya
Los inmigrantes
A los españoles se nos atragantan los inmigrantes, sobre todo los magrebíes. Que nadie se engañe. Y aunque la nuestra sea una comarca hospitalaria, que lo es sin duda, me da la impresión de que no ha llegado a integrar de verdad a la población pakistaní. A lo mejor tampoco esta población ha puesto mucho de su parte. Habría que hacer un análisis acaso más sutil. Cuando en nuestro país haya tantos inmigrantes como en París, por poner un ejemplo, entonces sabremos lo que es convivir entre ellos. Cuando en el Bierzo haya tantos inmigrantes como en el barrio parisino de Barbès, entonces comenzaremos a ser conscientes de lo que significa vivir entre inmigrantes. París, dicho sea de corrido, no sería lo que es hoy sin la mano de obra y la cabeza pensante de muchos inmigrantes que allí aterrizaran hace ya muchísimos años. No olvidemos que no hace tantos años los españolitos también éramos inmigrantes en Francia, así como en otros países europeos. Vivir en otro país siempre resulta difícil, al menos al principio. Luego, si uno quiere continuar en un país extranjero, es conveniente integrarse. En cualquier caso, uno nunca deja de ser extranjero en otro país, por más que intentemos adaptarnos a su forma de vida, y por más que nos abran las puertas de las casas y los corazones. Los inmigrantes no son tan malos como algunos fachorros creen. A los fachas nunca les han gustado los extranjeros. La historia da cuenta de ello. Segú n estudios recientes, los inmigrantes que residen en nuestro país tienen, incluso, un nivel de formación superior a la media de la población española. Lo cual no nos sorprende en modo alguno. En España siempre ha habido mucho analfaburro. No hace tanto tiempo que la escolaridad es obligatoria en nuestro país. En algunos pueblos del Bierzo, aun siendo obligatoria la escolaridad, había rapaces y rapacinas que no asistían con regularidad a las clases primarias. Tenían que ayudar en casa o en labores varias. Estamos hablando incluso de nuestra época de escolares. Qué terrible realidad. Tal vez nos tocara vivir un tiempo duro, miserable, infame y franquistoide. Me atrevería a decir que muchos de los hispanoamericanos que ahora viven en nuestro país gozan de un nivel cultural muy superior al nuestro, y sobre todo manejan el lenguaje con mayor habilidad y más precisión que nosotros. Sabemos que algunos hispanoamericanos, que por otra parte son nuestros hermanos, además de tener un nivel cultural superior al nuestro, se muestran mucho más educados. Y hasta con escasa instrucción, y mínimos conocimientos, saben hablar mejor y con más sentido del humor que cualquier docente de la universidad española.