La ascensión de Bustamante

La fila del Bergidum daba la vuelta a la manzana y entre socavones, tubos del gas, uralitas, cemento, vallas laberínticas, tierra, piedras y demás vainas, los forofos del "bell canto" horteril y patrio se agolpaban a la manera india casi hasta la altura del Gambrinus. En ese momento se puso a diluviar. Cayeron chuzos de punta de los que impiden que se sequen los pimientos y que todos le pedimos a la patrona del Bierzo, como así reza en una de las "lápidas" poético-oníricas de General Vives. Pero este agua bendita, tan secularmente suplicada por los píos de la comarca, arreció en el peor momento. Una marabunta de apretujones, de gritos histéricos y nerviosos estalló de aquella; verbigracia: "Oyes, que te has colao. Qué jeta, ponte a la cola, que aquí tós nos estamos mojando por el Busta". Papis putativos y de los de verdad, mamis de pecho, zagalonas cinco cereales, abnegadas abuelotas y bachilleres con colegialas. Bercianos y cabobercianos, guapos y de los otros..., todos llevaban desde las tres y soportaron estoicos el chubasco porque el premio lo merecía. Desmayos, también hubo; sobre todo tras la aparición del líquido elemento. Y los charcos y barrizales destrozaron esa emoción sana que se respiraba entre ese ingente grupo con una característica en común que las malas lenguas denominan mal gusto y los demás llaman Gala Operación Triunfo. Una excusa perfecta para inaugurar el sábado nuestro lucido Auditorio y publicitar esta bendita tierra, tan remodelada y arreglada últimamente sin ningún afán electoralista. Y fue entonces cuando la deseperación visitó los aledaños de esa maravilla de la ingeniería ponferradina que unirá dos mundos, dos alturas y un solo espíritu , antaño desamparado por una barrera arquitectónica en forma de escalinata celestial. Pero ya no queda nada y el tan comentado como modernísimo ascensor General Vives-Campo de la Cruz es casi una realidad tan plausible en nuestra ciudad como que el firmamento, asaz paraíso OT, tendrá franquicia el sábado en nuestra villa. Los foráneos, metecos y televidentes verán lo bien que se jadea y se aplaude por aquí a Bustamante, como si de un Mesías se tratara. Cómo algunos de nuestros paisanos/as se conocen sus ditirámbicas, puristas y agropoéticas coplillas de pe a pá. Y se me ocurre: si soportamos colas y obras, agua y crispaciones con tal de disfrutar de una gala, porqué no lo hacemos bien y tras el conciertazo deíficamos a estos mitos. Planteo que vistamos con túnicas blanco España a la Tabares, le plantifiquemos unas alas a Bustamante y, como si de la Ascensión se tratara, los montemos en el novísimo ascensor mientras todos, entregados, entonamos la salve.