Labaniego, un balcón privilegiado

Labaniego es como un balcón privilegiado del Alto Bierzo, un mirador al que uno se asoma para contemplar la belleza de la serranía y los bosques encantados. Labaniego es una puerta abierta a la Sierra de Gistredo, una aldea impregnada de realismo mágico, un lugar hermoso y apartado del bullicio, un sitio idílico en un entorno reventado por las minas y los cielos abiertos. Ver agujereada la naturaleza nos angustia y nos produce un inmenso dolor. En el Bierzo Alto, a resultas de la codicia minera, se han cometido verdaderos atentados contra el medio ambiente, algunos ya irreparables. Se secan fuentes, se aniquila la flora y la fauna y, en definitiva, se muere la naturaleza. Es algo contra lo que deberíamos luchar con todas nuestras fuerzas. Por otra parte, están los incendios forestales, que cada año arrasan buena parte de nuestro patrimonio paisajístico. Algunos descerebrados, y otros faltos de escrúpulos, parecen divertirse «achisbando» el monte. No saben los muy ruines, o no quieren saber, que cuando queman un monte, en realidad se están quemando ellos mismos, están calcinando una parte de su perra vida. Hace unos tres años casi acaban con el pueblo de Arlanza, que es vecino de Labaniego. No podemos consentir tanta desfachatez. Uno, por más años que viviera en este mundo hecho de confusión y engaño, nunca llegaría a entender la manía de destruir, ese afán por arrasar lo que nos rodea. Labaniego, que llegó a estar prácticamente deshabitado, está recuperándose ahora de las heridas sufridas. Desde hace unos pocos años este pueblecito está como resurgiendo de sus cenizas. Y ahora se le ve un aspecto saludable. Se han restaurado algunas casas y se han construido otras. Incluso hay tres casas rurales, lo cual es una maravilla. Durante estos últimos días Labaniego se ha convertido en una acogedora sala de cine y un lugar de encuentros y reuniones. Además de las películas proyectadas, hemos disfrutado de la compañía de amigos y conocidos en esta 1ª semana de cine rural, que esperamos tenga continuidad en lo sucesivo. Es ésta una iniciativa que parte de Alfonso Fernández, profesor de la Universidad de León en el Campus de Ponferrada. Alfonso es un vallisoletano que llegó al Bierzo hace algunos años y descubrió este pueblecito casi abandonado. Le encantó y decidió quedarse a vivir en él. Es probable que Alfonso haya descubierto su lugar en el mundo, algo que por lo demás a todos nos gustaría encontrar. Pues cuando uno descubre su lugar en el mundo, como nos cuenta Aristaráin en su grandiosa película, ya no nos vamos más. Enhorabuena, Alfonso, por tus ocurrencias y tu hospitalidad.