Telemierda por un tubo

Uno ya sólo ve la televisión cuando no hay nada mejor que hacer, en esos momentos en los que da la impresión de que fuéramos a entrar en estado catatónico. Más o menos. Por fortuna, uno tiene cosas más importantes que dedicarse a ver la caja tonta, que cada día es más vomitiva e insoportable. Es como la insoportable pesadez de las pedorras y neuróticos, los guarros y los esquizofrénicos, que tendrían que estar atados y bien atados. Vaya personajillos aparecen desde hace tiempo en la telemierda. Da grima verlos asomando el hocico y babeando ñoñerías y sandeces en todo momento. Alguien debería impedir, haciendo uso y defensa de nuestra libertad ciudadana, que se emitieran determinados programas. La libertad no es lo que nos están vendiendo cuatro o cinco apijotados. No se vayan a creer. En realidad, habría que reformular el concepto de libertad, que está pulverizado a resultas de las tonterías que nos largan algunos seres, que mejor estarían recluidos en su bendita casa. Tampoco hay por qué enviarlos al frenopático, pues podrían volver majaras perdidos a los que allí están. No se le puede ni debe ofrecer a la población programas tan ponzoñosos como los que en la actualidad sufrimos, incluso aquellos a los que no nos da por ver la televisión más que en las horas muertas. Preferimos meter el hocico en las páginas de un libro, o simplemente le damos caña y cancha a vídeos de películas clásicas, eso sí, sin tener que tragarnos toda esa puta publicidad que irremisiblemente nos bombardea el cerebro y las meninges. De tanto ver televisión y anuncios uno puede acabar en los bajos fondos de la insuficiencia cardíaca y en la idiotez más atrevida e infame, porque en verdad la idiotez puede llegar a ser muy infame. No nos fiemos de esos programitas de mierda, que salpican nuestras entendederas y nos impiden pensar con mínima claridad. Hagamos todo lo posible por abstenernos de mirar a esos pazguatos que se jactan de ser famosos y encima ganan mucha pasta por ello. A esos cabrones y descerebrados los mandaba este menda a que cavaran las pocas viñas que por este Bierzo Alto quedan, o a espantar las alimañas que se zampan los frutos de los lugareños. Y si lo que quieren es mostrar su cuerpo serrano, que se metan en los "buracos" de alguna mina y arrastren su soberbia y su espinazo por las rampas, donde el picador cava su tumba día a día en busca de un dinero que le permita vivir con dignidad. A los faranduleros que salen en programas basura, esto es la mayoría, ya no les queda ni dignidad ni un mínimo de chispa en su cerebro abotargado. Que se vayan todos los telebasureros a la chingada y que nos dejen en paz. Basta ya de chapapote televisivo.