Templarios de corte pacifista
Más de un centenar de peregrinos, con un único mensaje de unidad y fraternidad, comparten en el castillo de los Templarios canciones, danzas, oraciones y una ofrenda floral.
Al caer la tarde, ayer en Ponferrada, más de un centenar de peregrinos pacíficos compartieron danzas, canciones, oraciones y ofrenda floral en las instalaciones del Castillo de los Templarios. Mayores, jóvenes y niños de todas partes del mundo y con diferentes religiones se han unido en un peregrinaje hasta Santiago para dejar claro un mensaje de paz y fraternidad. Salieron desde Burgos y llevan caminando diez días, a una media de veinte kilómetros, pero todavía les quedan muchas fuerzas para inculcar su modo pacífico de ver la vida, allá por donde pasan. Caminan por las mañanas. Las tardes las dedican a exaltar los diferentes movimientos y tradiciones espirituales que conviven entre la tropa peregrina. Esta particular peregrinación tiene un carácter abierto, ecuménico e internacional. La organización se ha comprometido a establecer un servicio de traducción al inglés y al francés. Su objetivo es reunir el mayor número de movimientos y tradiciones, una amplia diversidad para engrandecer la actividad. A este original modo de hacer el Camino de Santiago se puede unir aquella persona o grupo que lo desee. Sólo tiene que ponerse en contacto con la organización, a fin de establecer el calendario del protagonismo de cada tradición y cultura espiritual de un modo rotatorio a lo largo del itinerario. Cada quién puede incorporarse cuando quiera y permanecer igualmente durante el tiempo que considere. Suelen albergarse en polideportivos o grandes aforos porque colapsan los albergues. Portan banderas y pancartas con lemas pacíficos y espirituales. Esta magna peregrinación por la unidad está organizada por la escuela OROMU y la Fundación Alalba de Navarra. La iniciativa comenzó hace un año en el País Vasco, ante gran éxito cosechado la organización ha decido extender la peregrinación hasta Santiago. El organizador es un periodista navarro, llamado Koldo Aldai, que sintió la necesidad de aventurarse en este camino hacia la paz espiritual. «Caminamos para proclamar el sueño de la fraternidad humana, compartimos puchero, techo, cielo y el mismo camino. Estamos demostrando un gran ambiente de servicio y cooperación. Se trata de un mutuo enriquecimiento espiritual», afirma Koldo. Otra manera de entender el sentido del peregrinaje hacia Santiago, deja huella en la capital berciana.