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El hurto en las huertas bercianas |

Plaga de cacos sobre los frutales

Las perdidas que los hurtos están generando son incalculables

Publicado por
Sheila Brey - ponferrada
Ponferrada

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Los últimos rayos del sol se desvanecen paulatinamente. Comienza a anochecer y los cansados agricultores abandonan el campo tras una dura jornada laboral. Aparentemente las huertas de Dehesas, Carracedelo, Posada o las situadas a las afueras de Ponferrada, entre otras, se quedan vacías hasta la llegada de un nuevo día. Sin embargo, la noche atrae hasta la zona a varios jóvenes que equipados con coches familiares y furgonetas invaden decenas de terrenos para apoderarse de cientos de kilos que no les pertenecen y que al amanecer venderán en algún mercado o incluso entre los propios vecinos de la comarca los cuales compran la mercancía permaneciendo impasibles a los acontecimientos previos a su distribución. Algunos ladrones son más sutiles pero no por ello menos mezquinos ya que se proveen de varias bolsas que llenan con frutas de todo tipo mientras simulan que salen a pasear entre las fincas. Membrillo, manzanas, peras, pimientos... da igual cual sea «el botín». Todo vale con tal de ahorrarse unos cuantos euros en el supermercado. No importa que la ardua labor de los agricultores, que trabajan sin descanso durante los doce meses del año, se vea mermada por la práctica de algún desaprensivo que se dedica a vivir «sin pegar golpe» aprovechándose del esfuerzo y sudor de los demás. Este tipo de prácticas ilegales genera el descontento de los cientos de personas cuyo único modo de vida es la agricultura y cuyos ingresos se ven mermados año tras año debido a los hurtos que se acometen especialmente en la época de recolección. «Coger frutas u hortalizas de fincas privadas es un delito que está atentando contra el modo de vida de los agricultores pero también contra la salud de las personas que consumen esas mercancías, ya que se desconoce si éstas se encuentran en el estado idóneo para su consumo», expone José Antonio Merayo, presidente de la Asociación Berciana de Agricultores. El riesgo del robo no sólo radica en la probabilidad que tienen los delincuentes de que los pillen «con las manos en la masa», ya que estos pueden salir ilesos porque cada robo suele ser inferior a 300 euros por lo que no suele penalizarse, sino en los problemas para la salud. En ocasiones los robos se acometen cuando los trabajadores del campo están practicando algún tipo de tratamiento fitosanitario lo que puede provocar diversos problemas de salud entre los consumidores. Vómitos y diarreas son algunas de las dificultades derivadas de la ingesta de estos productos.