Noceda emula a Ascott

Noceda no es Ascott, pero su popular carrera de burros ya comienza a tener una parte de la solera que atesora el Gran National que se corre en el hipódromo británico. Con la de ayer, ya son 38 las ediciones de una competición ecuestre que reúne a lo mejor de la raza de los pollinos en un circuito urbano de cuatro kilómetros y con 17 participantes, todos hembras, que respondían a nombres de reminiscencias futbolísticas como Zidana o Ronaldinha, dependiendo de las simpatías de su dueño, cuando no a bromas de un gusto discutible: Nevenka se llamaba otra de las burras en competición. Cien euros de premio Julio Alberto Álvarez, a lomos de la burra Estrella se llevó el primer premio de 100 euros y un saco de cebada para su montura después de tardar nueve minutos en el recorrido. Benito González, sobre Nevenka, llegó segundo a la meta y Francisco García, sobre una burra sin nombre, tercero. El trazado por el barrio de Río, uno de los tres que componen la localidad de Noceda y que celebra las fiestas de San Bartolo, se alargaba por espacio de 1,3 kilómetros. Las borricas, ante la expectación general, realizaron dos vueltas, unas más veloces, otras más remolonas, como fue el caso de la borrica llamada Rookie, que tardó más de dos minutos en tomar la salida y sólo lo hizo apremiada por el único macho del pueblo, de nombre Lapicero, y traído de Zamora para perpeturar la especie. Lapicero, conservado únicamente como semental, no corrió la carrera y se limitó a espabilar a la remolona. Con carteles El animal macho era ayer uno de los reyes de la fiesta y sus dueños lo paseaban por Noceda con un cartel que dejaba bien a las claras la finalidad del ejemplar; «el que las tira a todas», se podía leer. Y es que la tarea de Lapicero permitirá a los lugareños conservar una cabaña de pollinos que, a pesar de los tiempos, continúa colaborando en las tareas agrícolas. Y cada año se puede presenciar en Noceda que todavía se mantienen en buena forma.