Familiares de las dos víctimas del fuego de Oencia piden justicia a los tres años

Tres años después de la muerte de dos miembros de una brigada forestal cuando trataban de sofocar un incendio en Oencia, los familiares de Fidel Brañas y Manuel García siguen reclamando justicia. Las familias de los dos fallecidos el 28 de agosto de 2000 han visto como la investigación judicial para tratar de aclarar la autoría del incendio chocaba con un muro de silencio en el municipio de Oencia, pero siguen reclamando a la Junta de Castilla y León y al agente forestal que dirgigía la brigada que reconozcan su «negligencia» por haber enviado a los dos trabajadores a «una olla a presión» y «una ratonera sin salida», en referencia a la vaguada con un 75 por ciento de pendiente donde se produjo el efecto chimenea que abrasó a Brañas y García. Las familias consideran que el efecto chimenea era previsible dada la inclinación del terreno, el viento y el calor y se pregunta en una carta abierta, uno de cuyos estractos se publica en esta página, por qué razón no había una ruta de escape. La hermana de Fidel Brañas, María Eugenia Brañas y la sobrina de Manuel García, Pilar Santín arremeten especialmente contra la Junta de Castilla y León por el trato recibido. «Ya es hora de que se conozca el comportamiento que tuvieron con dos familias destrozadas y que no recibieron ayuda, ni siquiera en los momentos más difíciles», escriben. Los familiares de los dos fallecidos lamentan que la Junta les tuviera «horas y horas sin saber nada de nada», después de la primera llamada anunciando que los brigadistas habían tenido un accidente y habían sido traslados al hospital, cuando ya sabían que habían fallecido. Las familias se quejan de que se enteraron de las muertes poco antes de la medianoche y cuando la noticia ya figuraba en el teletexto de una cadena de televisión, de que se tardara 15 horas en recuperar los cuerpos y de que ningún responsable de la Junta les esperaba en el Hospital del Bierzo ni se hubiera previsto apoyo piscológico cuando llegó el helicóptero con los cuerpos. «Allí no había ni psicólogos, ni médicos, ni siquiera ningún miembro de la Junta de Castilla y León». Los familiares de Brañas y García siguen luchando para que la Junta reconozca sus errores. «Sólo queremos que nunca más vuelva a suceder algo así, por culpa de un agente forestal que no aplicó las normas de seguridad en un incendio que acabó con la vida de dos personas y destrozó a dos familias».