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| Reportaje | Una cita familiar ineludible |

Carrozas contra viento y marea

El público se refugió bajo los paraguas y los aleros de los edificios

Publicado por
Pedro González Cerezales - ponferrada
Ponferrada

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?l tiempo no acompañó, pero las carrozas iniciaron imperturbables su anual desfile a través de la ciudad a la hora señalada. En las aceras, miles de ponferradinos, bercianos y visitantes se recogían espectantes bajo los aleros de los edificios y bajo los paraguas. Poco a poco, el tiempo fue cambiando, y el sol logró brillar sobre la cabalgata cuando ésta se encontraba ya cerca del final del recorrido. Pero no importó. Grandes y pequeños disfrutaron como nunca arrojando confetti a bocarrajo unos contra otros. Los más pequeños de la familia corrían a recoger caramelos como ardillas atareadas en el lindero de un bosque. La animación fue general. Las charangas, los cabezudos y los grupos teatrales se encargaron expresamente de ello. Las carrozas hicieron que Ponferrada retornara a la época de los sueños, ya que por las calles de la ciudad se pudo ver un auténtico dragón dorado que lanzaba humo, en vez de fuego. La carroza-calabaza de la Cenicienta llegó poco después, acompañada de un gran séquito de pajes y doncellas. Luego Harry Potter hizo su aparición, rodeado de todos sus amigos y profesores de la escuela Hogwarts de Magia y Hechicería, esgrimiendo su varita mágica. Entre ellos, unos ruidosos y estrafalarios vehículos con enormes ruedas hacían derrapes y acelerones. Baloo y Mogli, los protagonistas del Libro de la Selva, también visitaron Ponferrada, en una gran carroza selvática en la que también viajaban niños de todas las edades disfrazados de indios. Y la lista continuaba. La casita de Chocolate de Hänsel y Gretel se movía entre los edificios, y luego pasaron las carrozas «Tren de Largo Recorrido», «Roma es Azul» y «Cangrejos del Sil». El colofón final llegó en la última carroza. La radiante Reina de las Fiestas, y sus Damas de Honor, hicieron su aparición en una gran carroza exquisitamente decorada. Ésta finalizó de forma apoteósica una nueva edición de la cabalgata de las Fiestas de la Encina 2003. Un gran recorrido La ruta seguida en la cabalgata recorrió una buena parte de la ciudad, pasando por la mayor cantidad de barrios posible. De este modo, comenzó en Flores del Sil (en la avenida de Portugal), recorrió la ciudad baja (por la avenida de España, República Argentina, Camino de Santiago y plaza Lazúrtegui), y enlazó a través de la Avenida de la Puebla con la parte Alta, finalizando en el barrio de San Antonio.

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