Diario de León
Publicado por
JORGE VILLA
León

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SOLO unos pocos se ha dejado caer por aquí. La Universidad abrió de nuevo, pero a excepción de las colas en las ventanillas, el vuelva usted mañana y las furtivas miradas entre matrículas hacia los nuevos rostros que prometen protagonizar gran parte de los desvelos, intentonas y quereres de quienes ya hemos venido y de los que apuran el estío hasta la demagogia. Cambios de domicilio o nuevos compañeros de piso, resúmenes trastocados y fabulados del verano en los que el narrador ejerce de prota triunfante sin pudor, promesas de cara al nuevo curso que incluyen más horas de estudio, academias¿ El paso de los días trastocará tanto propósito de enmienda y la rutina de «para salir del paso», las dietas de dos comidas al día como máximo porque el resto del pecunio se extravió en las cañas, copichuelas y bla, bla, bla, revelará que la responsabilidad fundamentalista no casa bien con la alegría ni la sed de veinte años. Este año, por cierto, el Campus Universitario de Ponferrada amplía instalaciones, estrena más carreras y poco a poco adquiere una entidad más que respetable. Algo que debería enorgullecernos a todos, aunque desgraciadamente algo se pierde. Muy pronto, antes de que nos demos cuenta, el Campus de Ponferrada será uno de tantos. Se acabará esa complicidad de barrio en el que todos se conocen y todos sabemos quien es quien. Se amplía la familia, para bien, pero se pierde ese algo de entrañable inexplicable que nos sugieren los pioneros del lejano oeste, los fundadores de un periódico, del París-Dakar, de las primeros magostos universitarios en los que todos juntos no llenabamos la entrada del edificio. Ya no somos cuatro gatos y esto ya no es novedoso. Un ejemplo: este año saldrá la primera promoción de ese experimento llamado Escuela de Cine de Ponferrada. En apenas nueve meses, como un parto, aquellos que llegaron dispuestos a ser lo cineastas del futuro, tendrán que navegar solos en busca de su oportunidad. De sus éxitos o fracasos dependerá en gran medida el prestigio de esta carrera. Ellos pagaron la inexperiencia y los fallos de unos comienzos, ellos disfrutaron de ventajas que ya nunca volverán a darse: pioneros. Porque todo o se institucionaliza (o desaparece), y es entonces cuando las cosas marchan mejor, ya no se cometen los mismos errores (o sí), pero el riesgo, la incertidumbre, el «todo está por descubrir» y el «todos estamos aprendiendo» (aunque sea a veces para mal) siempre se hecha de menos.

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