La eurocámara

EL FUTURO del Bierzo es la eurocámara. La idea me la ha dado Pascual Maragall, ese político imaginativo y atrabiliario que se considera el dueño del Ebro, y que ha dicho que ni una gota de las aguas de se gran río irán a las sedientas tierras de Almería, Murcia y Valencia; afirmación que ha indignado a los socialistas valencianos -que disimularon algo-, a los murcianos -que disimularon menos- y a los socialistas andaluces, que no disimularon nada su enojo ante el último destino del ex alcalde de Barcelona. Pero no todo lo que dice Maragall son extrañezas. Sin ir más lejos, uno ve con muy buenos ojos lo que él llama «eurorregión», ese territorio transnacional que partiendo de Murcia (¿sin agua del Ebro?) llega hasta la Costa Azul francesa atravesando Valencia, Cataluña, el Rosellón y la Provenza. Una idea, por cierto, que tampoco es tan novedosa, porque ya hay acuerdos transfronterizos a este lado de Iberia, concretamente, entre las regiones de Galicia y el Norte de Portugal. Existen, pues, y han de existir todavía más, las eurorregiones -no confundir con el delirio fanático de Ibarretxe-, y yo ahí he encontrado la piedra filosofal para el Bierzo: inventar nuestra eurocomarca. ¿Es una broma? Por supuesto que no. Sin ir más lejos, sería un modo de recuperar la vieja provincia de Villafranca del Bierzo y hacerlo sin hacer ruido, sin enfadar a León. Esta eurocámara abarcaría pues, al Bierzo y a Valdeorras, pero se extendería también a las tierras orensanas de Trives y O Bolo, tan afines, y, a través de la Cabrera -ya medio absorbida a través de la militancia de Benuza en el Consejo del Bierzo- a Sanabria la bella y al idílico mundo portugués de Tras-Os-Montes, reducto final de la lengua leonesa, y patria de algún que otro sueño berciano. Por el norte, la eurocámara, tendría objetivos más modestos: seducir al ayuntamiento dubitativo de Palacios del Sil y a los municipios del sur asturiano que están más cerca de Ponferrada que de Oviedo: Íbias y Degaña. Son bien claros los límites de esta eurocámara, y yo ya me imagino un hemiciclo en Ponferrada con ciento un diputados, cada uno representando a su tierra mítica. Ciento un hombres y mujeres reforzando la esencia misteriosa del noroeste interior, y todos bajo la advocación de nuestro padre don Álvaro Cunqueiro, porque la eurocámara también llegaría hasta la lucense de Mondoñedo, sería ese su límite, pero Mondoñedo dentro del límite. Y Astorga fuera, qué gran dolor.