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Publicado por
MANUEL CUENYA
León

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FERNANDO Savater vino al Bierzo este lunes para obsequiarnos una breve pero magistral lección inaugural la Uned. Desde que leyera su «Ética para Amador», que recomiendo sobre todo a universitarios y políticos, tengo a Savater por una de las personas más sensatas y comprometidas con la realidad. No olvidemos su participación activa en contra del terrorismo, pues él es un defensor de la libertad. «Libertad es decidir, pero también, no lo olvides, darte cuenta de que estás decidiendo. Lo más opuesto a dejarse llevar». «Procura elegir siempre aquellas opciones que permiten luego mayor número de otras opciones posibles. Elige lo que te abre: a otros, a nuevas experiencias, a diversas alegrías. Evita lo que te encierra, y lo que te entierra». Savater podría ser un buen político, porque es también un filósofo, como quisiera Platón para su República. «Te confieso que aborrezco las doctrinas que enfrentan sin remedio a unos hombres con otros: el racismo; los nacionalismos feroces, los que consideran que el individuo no es nada; las ideologías fanáticas, religiosas o civiles, incapaces de respetar el pacífico conflicto entre opiniones». Lo malo de estos tiempos, en los que impera la tiranía de la telebasura y el analfabetismo funcional en todas las esferas, la filosofía no le importe a nadie. No les interesa ni siquiera a los propios profesores de filosofía, que suelen vivir en su burbuja, alejados del mundanal ruido. A los chavales les sigue pareciendo un rollo infernal. Por su parte, los gobernantes creen que lo mejor es no darles muchas «armas» reflexivas a los estudiantes, no vaya a ser que éstos las aprovechen con fines subversivos, y luego se dediquen a poner en cuestionamiento el sistema caníbal que nos va devorando poco a poco, dentellada a dentellada, sin que seamos conscientes de nuestra muerte, incluso la muerte filosófica. Savater, además de un excelente escritor, es un gran comunicador. A uno le hubiera gustado tenerlo como profesor en la Universidad. Permíteme, Fernando, que para ir poniendo fin a esta columna utilice la cita de despedida que tu escribes en tu libro: «Adiós, amigo lector; intenta no ocupar tu vida en odiar y tener miedo» (Sthendal, Lucien Leuwen). El odio nos convierte en seres despreciables y el miedo en debiluchos. El miedo a la libertad es algo que sufren quienes no quieren dudas ni sombras ni riesgos. Pensar por sí mismo es tarea harto complicada. Lo mejor, en esta sociedad basura, es que alguien piense por ti.

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