El Festival de Cine de Ponferrada

HEMOS PASADO de la Primera Semana Intercultural al Primer Festival de Cine casi sin darnos cuenta. Es como si Ponferrada despertara de un meloso sueño y comenzara a danzar en torno a la hoguera de las palpitaciones. A ritmo de tan-tan, bajo la potencia sobrecogedora de los tambores de Calanda. Lo mestizo como forma de vida. La Vía Láctea de lo exótico. Cruce de caminos. Viva el cruce y los cruzados. La mezcla de culturas y razas. Mientras tanto, aprendamos a convivir con los inmigrantes que están en nuestra tierra, pues también tienen su corazoncito y su saber/sabor. Y algún día nosotros, por cuyas venas sigue fluyendo la sangre mora, fuimos emigrantes en la Europa desarrollada y en nuestras tierras hermanas, míticas, mágicas, donde aún podemos sentir la hospitalidad. Qué la amnesia no nos convierta en seres crueles con nuestros congéneres. Seamos acogedores y generosos con ellos como ellos lo son con nosotros cuando estamos en sus países. Fotografías, charlas, la proyección de la película Balseros en la Casa de la Cultura y la representación de Moros en la costa en el Bergidum durante la Semana Intercultural han dado paso, sin cortes ni fisuras, al Primer Festival de cine, que pretende ser este año un festival por todo lo alto. Y que estará a la altura de los mejores festivales de nuestro país. Resulta extraordinario que para este primer festival de cine se haya elegido a Chema Sarmiento como invitado de honor, porque además de berciano es un cineasta valiente, que ha sido capaz de abrirse camino en la cinematografía francesa. Es probable que Chema Sarmiento, aun siendo de la tierra, sea más conocido fuera que dentro de nuestro país. Suele ocurrir con frecuencia, sobre todo en España, que las personas con cierto talento son más conocidas y re-conocidas en otros sitios. Nos alegramos, en todo caso, que Chema sea valorado en Francia, que está a años luz de nosotros en muchos aspectos, mal que les pese a algunos, y que ahora se le rinda homenaje cual se merece en este primer festival de cine ponferradino. No olvido, Chema, la conversación que mantuvimos en aquella cafetería de la Plaza de Châtelet de París hace ya algunos meses. París, aunque ya no es aquella ciudad bohemia, tolerante y protectora en la que vivieran Henry Miller, Anaïs Nin y otros, sigue siendo una ciudad abierta que te sigue ayudando a vivir o sobrevivir, y te permite, si tienes interesantes proyectos, realizarlos sin cortapisas. Aprendamos un poco de nuestro país vecino.