Diario de León

LA GAVETA

El Bierzo de los Balcanes

Publicado por
CÉSAR GAVELA
León

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BANDAS DE granujas del Este de Europa, gente que se educó en el comunismo real, en su fiasco de dachas y tiranos, de sordidez y arte horrendo, asolan el Bierzo querido, andan por ahí dando golpes por las noches y los días, butrones, asaltos y amenazas. Antiguos jefes de la policía o del ejército que protegían al pueblo unido, qué broma, y defendían la revolución, qué sarcasmo, se han reconvertido en cualificados delincuentes que entran por donde les da la gana en España, y en los demás países ricos y democráticos del continente porque las puertas de la Unión Europea están abiertas para estos ladrones sombríos, al revés que sucede con los infelices subsaharianos, y los magrebíes que anhelan huir de la pobreza. Estos otros tipos siniestros de los Balcanes vienen a robar en las gasolineras, en las cabinas telefónicas, en los pejaes de las autopistas, en los comercios y en las naves industriales, pero también lo hacen en las casas de vecinos, donde se llevan el dinero y las joyas, y también las tarjetas de crédito cuyas bandas magnéticas copian en un santiamén. Evidentemente son una minoría estos individuos. Una pequeña minoría entre tantos inmigrantes balcánicos que viven y trabajan en España, y que contribuyen con gran esfuerzo y dignidad a la riqueza de todos. Pero son una minoría muy activa, muy peligrosa, muy bien organizada, tanto es así que son capaces de entrar en un edificio de pisos, con los vecinos dentro, y desvalijarles en silencio a todos, después de rociar con sus sprays adormecedores a niños y grandes, a perros y gatos, a moscas y duendes. El Bierzo tiene que defenderse de esta chusma chula, que viste caros chaquetones de cuero negro y que viven con mujeres espectaculares, regaladas de joyas robadas y de muchos otros caprichos de alto precio. El Bierzo, sus fuerzas de seguridad, tienen que evitar que se instale en el bello valle lírico esa resignación que ya domina vastas zonas de España, entre ellas la Valencia donde vivo: la de saber que te van a robar inexorablemente. Este año, el otro y el que viene. Como así sucede, como así me ha pasado a mí y a casi todos mis amigos y conocidos. No hay estado de derecho sin seguridad. Es algo elemental, pero el gobierno de José María Aznar descuidó de modo suicida este flanco. Baste decir que hay menos policías hoy que en 1996, cuando España tiene tres millones largos más de habitantes y doscientos mil delincuentes nuevos en la calle, campando por su robo, esas bandas de bandidos.

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