Diario de León
Publicado por
JORGE VILLA
León

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CUENTAN QUE el General De Gaulle se resistió a reconocer la evidencia, que había cosas que no estaban bien y que tenían que cambiar. La inicial revuelta de una parte de los estudiantes parisinos provocó, ante esa insistencia presidencial del aquí no pasa nada, uno de los momentos de mayor solidaridad y reivindicación del pasado siglo. A esta minoría estudiantil, muy pronto se les adhirió toda la universidad y la intelectualidad francesa. La aparición en escena de los trabajadores defendiendo las mismas premisas que aquella juventud convulsionó a toda la orbe y aquél Mayo del 68 pasó a la Historia. De Gaulle se arrepintió toda la vida de provocar aquella situación, fruto de una egocéntrica y paternalista ceguera. No fue el primero en negar la mayor, ni será el último, la Historia se encuentra llena de tales torpezas. Esto todo viene a cuento porque, anteayer me cuenta un amiguete del Campus de Ponferrada que acudió a un dirigente responsable de sus estudios para pedirle determinados asuntos como mal menor para paliar lo que él considera como evidentes lagunas en su formación. Este máximo dirigente, de muy buenas maneras, le manifestó a este colega la imposibilidad de que se materializaran sus deseos porque la perfección y exactitud del planificadísimo organigrama de estudios no contemplaba nada de lo que mi amiguete solicitaba amén de la excelente formación que tal dirigente aseguraba que se impartía. «Y aquí no se queja nadie y no pasa nada, los créditos se cumplen. Viste», me contó que le había dicho. El estudiante, a partir de ahora le llamaremos «Polilla» para dar pistas, no comprendió muy bien aquella excusa aclaratoria y más aún cuando mientras esta cortés charla se celebraba, en una sala cercana, otros alumnos de su Escuela asombraban y anonadaban a la Defensora del Estudiante con un somero y, según ellos, bondadoso relato de porqué se encuentran en huelga (se habló de asignaturas fantasma, ausencia de horarios, muchas semanas blancas¿). No lo entendió el Polilla, no. Sobre todo porque, además, en los pasillos del piso de abajo, otros alumnos de su Escuela improvisaban una clase en la que ellos mismos se impartían la lección, como una de las actividades de la huelga que también mantienen. "Pero bueno, aquí no pasa nada, toda va bien y la culpa es de la falta de madurez de algunos alumnos como tú", me perifraseó el Polilla de la charla.

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