El líder de CC.OO. visitó la fábrica eólica de LM en Ponferrada y calificó su proyecto de ejemplar
Fidalgo apunta el efecto claroscuro de la reactivación en el Bierzo
Comisiones no cejará hasta que el Gobierno garantice hasta el 2012 ayudas a la diversificación
El secretario general de Comisiones Obreras (CC.OO.), José María Fidalgo, constató ayer por vez primera sobre el terreno los contrastes de Plan del Carbón en las cuencas bercianas. Fidalgo, tras reunirse primero con sindicalistas del Bierzo Alto en Bembibre y luego visitar las instalaciones de la multinacional de palas eólicas LM, destacó cómo en Ponferrada y su entorno se observan las repercusiones positivas de la reactivación frente al panorama sombrío que se trasnmite desde las empresas carboneras. Tras su recorrido por las instalaciones fabriles de LM en el polígono de La Llanada, Fidalgo se mostró bastante optimista. «Es una empresa modélica, con tecnología, con empleo, con mercado...». A juicio de Fidalgo debería ser el ejemplo a seguir en la diversificación de las cuencas. «El peso de la minería ha sido determinante en esta zona y lo que queremos es que se produzca inversión cuando ese peso ya no se esencial. Creo -abundó el líder de Comisiones- que hasta ahora se está haciendo bien. En Ponferrada se está generando empleo y es uno de los pocos sitios de la provincia en los que al menos no disminuye la población». Sin embargo, y jactándose de la posición de dominio de su sindicato -también en la comarca- advirtió que serán mucy beligerantes para que el Gobierno garantice hasta el 2012 las subvenciones para crear un nuevo tejido industrial al margen de los pozos carboneros. En esta línea abundó sobre todo el responsable estatal de la Federación Minerometalúrgica, Ignacio Fernández Tojo, que junto a Ángel Fernández, Isaac Maurín, Pedro Monasterio, Alberto González Llamas o Vicente Mirón no se apartaron casi ni un momento de Fidalgo durante su estancia en la comarca, que cerró con un acto público y una cena en Fabero. Tojo insistió en que es el momento de empezar a negociar ya el nuevo Plan del Carbón o al menos lograr que los partidos lleven claras sus propuestas en los programas electorales. Básicamente para que las eléctricas se adapten sus plantas a las directivas medioambientales.