El Año Santo entra en el Bierzo
Ponferrada inicia el año Jacobeo a través de una celebración en la plaza de la Encina, que incluyó una misa en la basílica, un pasacalles y la degustación del típico «ferbudo»
El Ayuntamiento de Ponferrada celebró ayer la llegada del año Jacobeo. Durante más de dos horas, la cofradía Santiago Apostol, así como los diferentes grupos de gaitas de la ciudad y la asociación de Amigos del Camino, participaron en un evento festivo que incluyó una misa en la basílica de la Encina, una marcha por el casco antiguo de la ciudad, y la posterior degustación en la plaza de la Encina del típico «ferbudo», la bebida que tomaban los peregrinos en invierno, compuesta por vino y miel. El alcalde de Ponferrada, Carlos López Riesco, asistió a los actos acompañado por la concejala de fiestas, María Gutiérrez, y la edil de turismo, Susana Téllez. Riesco anunció que éste sería un año importante para la ciudad, por el gran significado que tiene para sus habitantes el Camino de Santiago, y por el carácter especial del Jacobeo. En este sentido, declaró que el Ayuntamiento organizará todas las actividades planeadas para los próximos meses, que bajo el nombre de «Ponferrada Jacobea», tendrán el objetivo de fomentar el Camino. Las festividades del Año Santo comenzaron a las seis de la tarde, con la congregación de los grupos participantes en la plaza de la Encina. Más tarde, a las seis y media, dio comienzo la misa, en una basílica completamente abarrotada. Sobre las siete y cuarto, las diversas bandas de gaitas comenzaron el desfile, que discurrió por las calles del Paraisín, Cruz de Miranda, Plaza del Ayuntamiento y vuelta a la Plaza de la Encina por la calle del Reloj. Allí se sirvió ferbudo entre todos los asistentes, con el fin de alejar el frío y celebrar, de una forma típicamente Jacobea, la llegada del Año Santo. Peregrinos afortunados Los cuatro peregrinos que llegaron ayer a Ponferrada fueron recibidos con una gran ovación. Al llegar al albergue, se les entregó regalos procedentes de la propia comarca, y se les invitó a una cena en la cafetería «La Obrera». Los afortunados fueron Javier Pérez, de Burgos, Marcial Alemán, de Barcelona, Helen Keller, de Suiza y Pierre Botom, un peregrino belga que venía de Santiago y que ahora se dirigirá a Jerusalén.