Diario de León
Publicado por
JOSÉ ÁLVAREZ DE PAZ
León

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DIARIO de León ha tenido la feliz idea de recordar a los heterodoxos leoneses, aquellos que, nacidos en el voluntarismo ambiente, que considera bueno todo lo que está ordenado y malo todo lo que está prohibido, nadan contracorriente, siempre insatisfechos, utópicos, incómodos para el poder. Empezando por el berciano Eloy Terrón, detrás vendrán cincuenta más, recordando los trabajos y los días de aquellos que empujaron el carro de la historia y crearon progreso, los que, incluso en un ambiente enrarecido, saben respirar el aire que hace a los hombres libres. Eloy Terrón nació en Fabero. Fue minero, herrero, guerrillero, profesor, antropólogo, intelectual comprometido con su pueblo. El Madrid de los años sesenta era el rompeolas de un tiempo nuevo, donde confluían heterodoxos de toda procedencia y condición. En la cátedra de Ética del profesor López Aranguren y su adjunto el profesor Terrón, llamado a ser el sucesor, concentraba sus fobias y sus miedos la policía del Régimen, hasta desmantelarla. No lejos de allí, en el León XIII, se formaban los futuros conductores del pueblo de Dios, según los designios del cardenal Herrera Oria, escogidos entre los mejores, alumnos del profesor Fraga Iribarne y otros. Los selectos entre los selectos, entre ellos Don Francisco Beltrán, vecino de pupitre de Landelino Lavilla durante los cuatro cursos de sociología, residían en un chalet de El Viso, con monseñor Tarancón. Después de los inevitables debates nocturnos, donde se percibía el latir pujante de los nuevos movimientos obreros especializados, Tarancón se sentaba delante de la máquina a escribir Cartas Pastorales. Debate que algo queda. Los más lúcidos renunciaron a integrarse en la élite, renunciaron a todo elitismo y a lo que se dice una brillante carrera. Decidieron apostar por la base y estar con el pueblo, en vez de considerarle como un menor necesitado de tutela. Pensaban, como Kant, que tratar a los pueblos como a niños pequeños es el mayor despotismo pensable, que lo mejor viene siempre de abajo. Honda preocupación causaría aquel desvarío de los mejores al viejo cardenal Herrera, residente en el Instituto Social, y a sus leales de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, el pequeño Marcelino (Oreja ), entre otros. En todo caso, el modelo de transición española a la democracia, no habría sido posible sin la activa presencia, en los más insospechados foros, de los heterodoxos.

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