El jubilado número uno del Consejo

La jubilación del secretario del Consejo Comarcal, José Alfonso Álvarez -más conocido como Pipo- marcará un antes y un después en la historia de esta institución. No sólo porque se trate de la primera jubilación a la que hace frente el órgano berciano desde su fundación sino también porque se retira su primer empleado. Un hecho que ha pillado casi de «imprevisto» al propio protagonista quien asegura que pese a sus 70 años todavía no ha asimilado que ya le toque retirarse. «Ya tengo 70 años aunque ni yo mismo me lo creo. Aún no he tenido tiempo de asimilar que me jubilo. Aunque echaré de menos el Consejo sé que es una etapa más de la vida que hay que afrontar», matizó el aún secretario del ente comarcal. Es normal que a Pipo le cueste desvincularse de la institución ya que se podría llegar a decir que él y el Consejo «se criaron juntos». Y es que Alfonso Álvarez ha estado presente en todas las etapas del organismo desde su nacimiento. Corría el mes de julio del año 1991 cuando se constituyó el Consejo Comarcal de Ponferrada. En noviembre de ese mismo año Alfonso Álvarez llega a la institución a través de lo que se conoce como «cargo acumulado», compatibilizando su función en el Consejo con el puesto de secretario superior que ostentaba en el Ayuntamiento de Villablino. De esta manera fue como Pipo se convirtió en el primer funcionario del órgano pero también en su empleado número uno. «Fuí el primer funcionario y el primer empleado del Consejo. Cuando yo llegué el ente comarcal sólo estaba compuesto de los cargos de Presidente que era Francisco Alfonso y el de vicepresidente, que recaía por aquella época en Pedro Nieto». De sus más de 13 años al servicio del Consejo Alfonso Álvarez no recuerda haber vivido ningún mal momento sino que al contrario califica este periodo de tiempo como una época llena de «buenos ratos» y «gratos recuerdos» en lo que las situaciones malas no tenían cabida. «Nunca tuve ningún problema, ni ha habido épocas malas. La verdad es que ha sido un orgullo para mí trabajar en esa institución», continuó. Aunque todavía no se ha parado a pensar que hará desde que se jubile ya baraja varias opciones. En principio vivirá el día a día, continuará con la lectura de boletines y artículos y prácticará alguno de sus hobbies como el pirograbado. Tampoco descarta realizar alguna que otra exposición con todas sus obras.