Cerrar
Publicado por
MARÍA AÑÍBARRO
León

Creado:

Actualizado:

NO SOY partidaria de es manido dicho de «cualquier tiempo pasado fue mejor» y la verdad, es que me desagrada oirlo, pero en algunas ocasiones puede que tenga que dar el brazo a torcer, y es que el otro día me encontré con un amigo por la calle y hablamos de las nuevas cafeterías y restaurantes que se habían abierto en el centro de Ponferrada y las ya conocidas y consagradas. Se quejaba de que en las cafeterías de antes los camareros eran muy profesionales, llevaban uniforme impecable, con lo cual se les podía indentificar fácilmente, hoy si no están detrás de la barra o llevan una bandeja en la mano puede que los confundas con un cliente porque visten en camiseta y vaqueros. Lo habitual es que la profesión de camarero sea, salvo excepciones, la primera forma de acceder al mundo laboral de los más jóvenes para ganarse un dinero extra los fines de semana y en otras ocasiones estos trabajos son desempeñados por personal sin experiencia, ni cualificación que no encuentra mejor alternativa. Es difícil, no obstante que alguien quiera dedicarse profesionalmente a trabajar en la hostelería, en primer lugar, porque económicamente no es una profesión muy atractiva, los sueldos no son muy generosos y los contratos, en muchas ocasiones, ni existen; en cuanto a la jornada laboral es más de ocho horas. El panorama no es muy interesante. Muchas veces se habla de hostelería de calidad y restaurantes modernos de cocina de mercado, de vanguardia, con carta de vinos actualizada, en lugares seductores... Nos olvidamos de algo, se puede perdonar una cocina mediocre o enmascarada de modernidad, se puede perdonar incluso que el sitio no sea atractivo, pero creo que lo que no se olvida es el maltrato que reciben a veces los clientes por parte del servicio de sala. La solución puede estar en la creación de una escuela o módulo de formación profesional en donde se enseñase este oficio, hoy en día muy demandado y maltratado. Quizá formar sumilleres es algo muy ambicioso, pero me parece del todo razonable, en una zona vinícola «emergente» y que intenta vender en el exterior el turismo gastronómico y de ocio, cualquier visitante va a quedar más prendado del trato agradable y correcto de un camarero que conoce la zona en la que trabaja y su profesión, que del digestivo botillo que se está tomando. Deberíamos ser más conscientes, son pocos los negocios de hostelería en El Bierzo que cuentan con un equilibrio entre cocina de calidad y servicio profesional en sala.

Cargando contenidos...