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Fiesta y dragones en Ponferrada

El tradicional desfile y el espectáculo de carros de fuego cerraron las fiestas

Un grupo de mariposas desfilaron acompañadas de su charanga

Publicado por
S. Brey | M. Macías - ponferrada
Ponferrada

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El carnaval ponferradino se despidió hasta el año que viene por todo lo alto. Un derroche de originalidad, vistosidad y una gran dosis de espectáculo fueron las constantes de la tradicional cabalgata de máscaras. Los distintos grupos -las ostras, los plátanos, las duchas o los panaderos, entre otros- partieron de la estación de la Renfe y las calles aledañas para desembocar en la plaza del Ayuntamiento. Los clásicos disfraces como los payasos, los diablos, las brujas, los fantasmas o los monstruos también estuvieron presentes en la tradicional celebración del martes de carnaval. Tampoco faltaron los hombres que tradicionalmente se visten con prendas de mujeres. Y es que hasta Agatha Ruiz de la Prada y sus diseños se acercaron hasta la capital del Bierzo. También se exhibieron los grandes avances de la ciencia que dejaron entrever el «estado del primer hombre clonado». La ilusión y la alegría que los participantes despositaron, durante meses, en la confección de sus trajes se dejó sentir en la tarde de ayer. Tal vez fueran las cuantiosas sumas económicas -los más de siete mil euros- que el Patronato de Fiestas repartió entre los colectivos más sobresalientes lo que animó a los concursantes a ataviarse con sus mejores galas. Los grupos no escatimaron en pinturas, máscaras, trabajo y colorido y eso se dejó notar. Nadie se quiso perder el espectáculo, ni siquiera el inmenso frío que protagonizó la jornada logró impedir que las calles y avenidas por las que desfilaron los participantes estuvieran a rebosar de gente. Miles de personas miraban atónitos lo que acontecía a su alrededor. El espectáculo Carros de Fuego: «La leyenda de los pueblos olvidados» no dejó impasible a ninguno de los asistentes. El espectáculo estaba formado por un grupo de bailarinas que tiene como símbolo de su pueblo al fiero dragón Antonio y por otro grupo de bailarinas marchaba a la vanguardia con un ídolo propio al que han dado en llamar Federico. Los dos grupos establecieron una lucha entre sí a través de una vistosa danza. Como ya es habitual este año tampoco faltaron las tradicionales riñas, piquillas y empujones entre los asistentes para «pujar» por el mejor sitio.