Cuaresma electoral

POLÍTICOS DE todos los colores y sabores manifiestan con su sabiduría y verbo fácil todo tipo de elocuencias y piropos para con sus adversarios. Que si tal es un borracho, que si el perejil habría que haberlo invadido hace ocho años, que si patatín va de la mano de los terroristas, que si no sé quien es más facha dormido que todos los demás despiertos¿Barbaridad tras barbaridad, difamación tras difamación, aúpa, y la vida continúa y aquí no ha pasado nada. Al día siguiente vienen las excusas pero con matices y nadie reconoce el error o la impertinencia. Hay que apoyar al líder sea como sea y si eso conlleva el insulto pues se insulta. Lo único cierto de todo el asunto es que en este país tan plural, al final se produce una confrontación dialéctica, o sea de dos. De dos bandos enfrentados, dicen, que ideológicamente aunque yo no veo la diferencia. De dos rivales antagónicos, Mariano y José Luis, José Luis y Mariano, y la verdad yo no sé a quien votar y no creo que gracias a ellos se vayan a solucionar mis problemas que son muchos y muy variados. Sin embargo, seguramente ambos puedan crearme algunos más de los que ya tengo. Pero no, ahora nos toca decidir quien es el más guapo, el más limpio, el más gracioso, el más honesto, el más inteligente, el que posee esa entelequia que jamás ayuda a un gobernante pero que los asesores de imagen se empeñan en definir llamada carisma. No entiendo cómo nadie en su sano juicio desea alcanzar la presidencia del gobierno y que no me cuenten milongas de servicio al país o ganas de ayudar ¡Hay que ser egocentrista! Pero ahí están y uno de ellos lo conseguirá. A mí de momento me preocupan otros asuntos más terrenales. Por ejemplo que llegó la cuaresma y el primer viernes de potaje. La carne, en todos los aspectos y sólo teóricamente, está prohibida. Época de abstinencia, meditación y sacrificio en vistas a la Semana Santa. Adiós a los jueves de La Gatera, a las cannabíticas cañas en el Punto y a las melopeas orgiásticas, karaokeras y vergonzantes del Punto y Aparte ¡Maldita sea! Fuera malos pensamientos, deseos inmorales, espontáneos y casuales besos en las comisuras, aparentemente recatados pero llenos de deseo prohibido. Que no, hombre, no. La democracia trajo consigo la gula social y la antaño obligatoriedad eclesiástica ya no existe. Ahora podemos criticar a nuestros gobernantes, a nuestros aspirantes a ello, votar lo que nos plazca y, sobre todo, no rendir cuentas de todo esto a la iglesia.