«Macbeth», en el Bergidum

Se han parado alguna vez a pensar ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar el ser humano para conseguir aquello que anhela? ¿Qué sucede en la mente de una persona cuando es capaz de cometer las mayores atrocidades contra la humanidad en búsqueda de poder? Macbeth , la tragedia de William Shakespeare que esta noche -a las 21.30 horas- levantará el telón ponferradino, revela el destino de un hombre -que junto a su esposa Lady Macbeth- están dispuestos a hacer cualquier cosa para conseguir aquello que desean. La obra «es una invitación a ver lo que sucede, no sólo dentro de la mente de un asesino, sino dentro de la mente de alguien que tiene poder, lo detenta y luego teme perderlo». Elementos tan comunes en la sociedad actual y plenamente ligados a la naturaleza humana como son la ambición, la traición o la sangre también son una constante en la obra. «El triple salto mortal» La puesta en escena de Macbeth , una de las obras más complejas pero también «más ricas» de Shakespeare, es un trabajo arduo que exige a los actores una gran dedicación. «Enfrentarse a Shakespeare es un poco el triple salto mortal, no sólo porque te enfrentas a unos personajes que te son ajenos sino también por la gran carga poética de la obra. Además, la puesta en escena exige que los cinco actores que la componemos tengamos una concentración al 100% de la que acabamos agotados aunque también muy satisfechos por hacer bien nuestro trabajo», matizó Roberto Pérez, actor. La versión de Ernesto Calvo producciones que se presenta esta noche en Ponferrada ha tratado de conservar el ritmo interno de la tragedia con un número muy limitado de actores. En esta adaptación los protagonistas Ricardo Vicente como Macbeth, Blanca Herrera como Lady Macbeth, cargan con el peso de la acción, repartiéndose el resto de los personajes tres actores, Levi Cabezas, Jaime Rodríguez y Roberto Pérez que son las brujas que profetizan el futuro del personaje y desencadenan la tragedia basada en la ambición y el poder. La puesta en escena, «que juega con la sutileza, con el gesto medido, incluso con la compulsión erótica de la pareja protagonista», junto a la originalidad del montaje convierten a esta clásica obra en un gran «producción»0. Originalidad en el montaje La ausencia de decorados y la constante provocación de ambientes muy heterogéneos, a través de las luces logran un gran espectáculo. «Es una obra muy conceptual, de mucha filosofía con una complejidad técnica tremenda. El trabajo se concibe para que el espectador escuche», concretó Herrera.