Diario de León
Publicado por
MANUEL CUENYA
León

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DESDE ESTE rincón berciano quiero sumarme a esa plataforma de apoyo a Zapatero. Tras algunos años de gobierno derechón, es conveniente que nuestra democracia, harto resentida, recupere la libertad y la energía que ha ido perdiendo en estos últimos años. No olvidemos que democracia, en su sentido literal, significa el poder del pueblo, y aunque esto no deja de ser una utopía, al menos debería servir para escuchar al pueblo, tenerlo en cuenta a la hora de tomar algunas decisiones. Como ocurriera con la guerra de Irak, donde la voz popular fue desoída por los «populares», y en concreto por ese «caballerito» impresentable de cuyo nombre prefiero no acordarme. Es una desfachatez pasarse por el forro de las pelotas a un pueblo que está en contra de una guerra. Es como escupirle a alguien a la cara y quedarse como si nada hubiera ocurrido. Y para más recochineo luego se ensañan con aquellos que muestran -mostramos- nuestro rechazo a la guerra, a cualquier guerra, pues en las guerras siempre son los incautos quienes pierden, mientras los peces gordos, en espera de su botín, disfrutan viendo cómo mueren miles de almas. Lo terrible del asunto es que algunos de los que en aquel momento se manifestaron en contra de la guerra, harán ahora lo posible para que el partido de derechas, enmascarado en centro azotador, vuelva a subirse al trono de los justos y omnipotentes. En algunos pueblos del Bierzo Alto hay tipos que, aunque les sacaran un ojo, continuarían confiando en sus verdugos. Es el gusto por el sadomasoquismo. Este sigue siendo un país «cabestril»,. Y esto nos convierte en seres un tanto monstruosos. Nuestro pasado sangriento, incluso parte de nuestro presente, nos lo confirma. Que nadie se sorprenda. Es probable que la izquierda sea un mito, que no haya seres de izquierdas, socialistas capaces de comprometerse con la realidad, individuos dispuestos a dialogar con el pueblo, abocados a educar a una sociedad en libertad y para que se exprese con libertad, una sociedad sana y sin prejuicios, bienpensante y fraterna, que goce de bienestar, no sólo económico, más los regionalismos y/o nacionalismos me resultan ridículos y la derecha se me atraganta y me recuerda aquella época de penurias y represiones en la que el señorito hacía y deshacía a su antojo. A mandar que para eso estamos. Y la gente humilde agachaba la cabeza como corderitos ante la fachosa y clasista compostura de los mandamases. Por tanto, me parece el momento de apoyar a nuestro paisano Zapatero.

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