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Publicado por
MANUEL CUENYA
León

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CHARLAR CON Juan Madrid resulta muy instructivo, amén de estimulante. Se nota a leguas que se ha dedicado, entre otras labores, a ejercer como reportero y enviado especial a varios países. También se nota cuando alguien ha salido de la caverna para darnos cuenta de historias, en ocasiones fantásticas, y casi siempre reales y emocionantes como la vida misma. «Para contar historias uno tiene que salir fuera de la cueva», nos decía Juan Madrid en su clase magistral del pasado viernes en la Escuela de Cine de Ponferrada. Aunque luego de una gran aventura, uno regrese a la cueva para dar cuenta de nuestra andanza, como ocurre en «La Odisea». Todo relato, según él, es un libro de viajes. Y su estructura responde a la esencia de la especie humana. Algo con lo que uno está de acuerdo. El viaje puede realizarse incluso sin moverse, asegura Juan, como el que nos propone Kafka en la Metamorfosis: Gregorio Samsa se convierte en insecto. Se hace arte desde el sufrimiento, y sino que se lo pregunten al espíritu de Kafka, que vivió atormentado toda su vida. Nunca llega uno a saber lo suficiente. Hay una tensión dialéctica entre el saber y no saber que nos impulsa a hacer arte. "Yo ya no canto porque soy feliz", le dijo Pepe el Negro a Juan Madrid. Pepe el Negro era un cantaor analfabeto que, con su frase, lo había dejado conmovido. Si uno fuera realmente feliz, y el mundo estuviera contento, no haría falta escribir ni una frase más. Bastaría con vivir. Pero como quiera que el mundo está hecho un asco, necesitamos reelaborarlo, acaso a través de las palabras, que nunca serán suficientes, aunque sí puedan servir para construir o reconstruir mundos paralelos. Al igual que la Sherezade de Las mil y una noches uno también aspira a que lo dejen contar historias. A contar historias incluso orales cual si fuéramos contadores de cuentos que cada día bajáramos a la Plaza de Xemaá-el-Fná de Marraquech. Una plaza que es hoy patrimonio oral y espiritual de la humanidad gracias a Juan Goytisolo. Otro de los grandes juanes que ha dado este país. Es Juan Madrid un escritor atrevido, como debería serlo todo escritor, en su afán por relatarnos la verdad de los hechos, y contarnos incluso aquello que a menudo suele silenciarse. Los grandes pilares conviene no «meneallos», no vaya a ser que se nos caigan encima. Su primera película como director, Tánger, se estrenará en mayo. Y es una reflexión sobre el fascismo. «Fascista, no nos confundamos, es aquel que desprecia al otro y quien explota a sus obreros».

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