Los 23 trabajadores de la fábrica de Villamartín reparten panfletos y octavillas por Ponferrada
La plantilla de Cerámicas Arias divulga en la calle la mala gestión de la propiedad
El personal teme las maniobras de la empresa para eludir las indemnizaciones por 600.000 euros
Los más de 20 trabajadores que se han quedado sin trabajo en la fábrica que la empresa Cerámicas Arias tenía en Villamartín (Carracedelo) han decidido salir a la calle para hacer ver a la opinión pública y también a los proveedores de la compañía la mala gestión de sus propietarios. El personal sembró ayer las principales calles de Ponferrada de octavillas y panfletos en los que se resalta cómo llevan ya siete meses sin cobrar, y encima asisten a «coacciones» de los responsables de la sociedad para que la plantilla no ejerza sus derechos. Los trabajadores afectados por el cierre de la planta berciana del grupo, que también posee otras dos en Guitiriz y Monforte de Lemos (Lugo), entienden que se están realizando maniobras para tratar de no terminar pagando las indemnizaciones que se reclaman judicialmente a Cerámicas Arias, y que suman unos 600.000 euros. A la espera del juicio por despido improcedente que se celebrará a finales del mes de mayo en Ponferrada, el personal llama la atención públicamente en su campaña informativa sobre lo extraño que resulta que empresa «se permita el lujo» de pagar a los operarios al no existir actividad fabril -lo que se conoce como permiso retribuido-, mientras que ya se les ha dejado claro que no existe liquidez como para asumir las indemnizaciones. «De tal actuación, y a través de determinados indicios», revelan los perjudicados, «observamos una más que probable operación oculta cuyo desarrollo esté sujeto a la liberación por la empresa de la plantilla». En las octavillas distribuidas por la capital berciana los últimos días, la parte social se hace una pregunta acerca del declive de la fábrica de Villamartín. «¿Alguien entiende que con el volumen existente de construcción se cierre de forma tan brutal y tajante una empresa fabricante de ladrillo?». Además ponen en entredicho la actitud de la propiedad, a la que acusan de llevar siete meses sin pagar, y en cambio, aseverán, «sacar pecho coaccionando a los trabajadores con presiones y amenazas para que firmen sin percibir indemnización por el despido».