Saavedra urge al presidente de la Junta una reunión para arreglar el problema de financiación
El presidente del Consejo pide a Herrera que derogue la orden de gastos limitados
El Consejo del Bierzo asocia las cortapisas económicas a «la animadversión» de la Junta a la institución
El presidente del Consejo Comarcal del Bierzo replicó ayer oficialmente a la orden de la Junta de Castilla y León de condicionar el destino de los fondos para gastos corrientes de la institución, enviando una carta al presidente de la Administración autonómica, Juan Vicente Herrera, en la que le pide que derogue dicha medida. En la misiva remitida al jefe del Ejecutivo regional, Ricardo González Saavedra, expone los problemas que la limitación del uso de los 1,3 millones de euros impuesta por el consejero de Presidencia, Alfonso Fernández Mañueco, supondrá a la hora de pagar desde asistencias, dietas o sueldos de los políticos del Consejo, hasta ayudas para pequeños colectivos locales, al margen por ejemplo de la Uned. «Nos impide funcionar», recapituló. En la carta, sin embargo, no se transmite el tono de grave indignación que el reponsable del Consejo Comarcal transmitió a los medios de comunicación. Empleando términos belicistas, Saavedra comparó la decisión de Mañueco con «un misil dirigido a la comarca del Bierzo». La subvención de 1,3 millones concedida por la Junta para gastos de funcionamiento del Consejo durante el 2004 es el único ingreso de la institución del Edificio Minero. Al limitarse su uso, por lo tanto, el gobierno del socialista Ricardo González Saavedra no puede disponer de autonomía alguna para dedicar ese dinero, como hasta ahora, a retribuciones de consejeros o como se pretende actualmente, a subvencionar la actividad de los grupos políticos en el organismo. «Desconozco cuál es el motivo de lo que no puede interpretarse más que como animadversión al Consejo del Bierzo», reflexiona Saavedra en un párrafos de la carta a Herrera, a quién le urge una reunión para que la incipiente crisis no vaya más allá. Y más conciliador le recuerda la «lealtad y prudencia» con la que ha actuado, pero que no debería, dice, confundir con «debilidad».