Diario de León
Publicado por
JOSÉ ÁLVAREZ DE PAZ
León

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LA IGUIADA es un colectivo cultural, nacido en la Noceda de la diáspora, que asegura que «desde los Campos al Mouro una nueva brisa sopla». Lo dicen en la cabecera de su nueva publicación, titulada El Aguzo .«Han elegido estos nombres , tan de la tierra, porque, aunque viven fuera muchos de los jóvenes promototres de la iniciativa, no olvidan sus raices. En Noceda abundan los bosques de avelllano y ellos saben que la iguiada es una vara de avellano para conducir el ganado, sin violencia, pero sin dejar que se atolle el carro , o la galvana derive en modorra vacuna. El aguzo es un signo de luz, de querencia por las cosas claras, de encuentro, tertulia y convicencia. Me gusta el aire limpio de la nueva Revista cultural, berciana y de ámbito local, que se proclama independiente, y como se reconoce en su manifiesto natalicio «inocente como un niño, libe como el aguilucho que cruza el valle y sobrevuela la tempestad, anhelante como la amante que espera a su amado, viendo pasar la vida con una flor en una mano y un aguzo en la otra, promoviendo, rebuscando, creando, incitando el trabajo en la recuperación, conservación, investigación, difusión de todo lo que tenga que ver con nuestra cultura». El nombre de la Revista es El Aguzo, palo de urz blanco, seco y calcinado, que usaban nuestros antepasados, a falta de luz eléctrica. Aseguran que Noceda fué uno de los primeros pueblos de la provincia de León que tuvo luz eléctrica, pero una disputa entre el propietario de la fábrica y el secretario municipal, cuando los secretarios mandaban mucho, significó la vuelta a los aguzos, que iluminaban las viejas cocinas de lumbre baja, colgados de la pregancia, ardiendo lentamente, mientras las mujeres hilaban y los mozos acudían al filandón. Como tampoco había cerillas, las abuelas iban a casa de la vecina con una galocha a pedir lumbre, asegurándose de que el perro no estaba en casa. Porque la lumbre no se apagaba nunca, en algún fogar del pueblo. Por eso los de la Iguiada dicen que , como la cernada que cubría las brasas, manteniéndolas encendidas hasta el día siguiente, ellos quieren que El Aguzo mantenga viva la llama que les une a su pueblo, que desean cada día más culto, mirando hacia adelante, sin olvidar sus raíces, nempezando por recuperar la arquitectura popular. Tienen también un recuerdo, en este primer número, para los muchos emigrantes de Noceda esparcidos por el ancho mundo.

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