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| Reportaje | La moción de censura, a pie de calle |

«No llegará la sangre al río»

La mayoría de vecinos consultados por este periódico evita opinar sobre la moción de censura y los que lo hacen es para pedir a Estrada que se vaya

Ponferrada

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Pocos son los que se atreven a hablar en Torre del Bierzo de la moción de censura contra la alcaldesa cuando es un periodista el que pregunta. Y los que se atreven, lo hacen con el compromiso de respetar su anonimato y para pronunciarse en contra de María José Estrada. La alcaldesa socialista cuenta con un nutrido grupo de seguidores en Torre que ya han dado repetidas muestras de su fidelidad, pero después de un paseo por las calles de la localidad, durante la mañana del pasado sábado, la docena de personas que accedió a opinar para este periódico de la tensión que vive el municipio minero y no se escondió tras el comprensible «no me interesa la política», coincidió, excepto en un caso, en que la alcaldesa debe asumir las consecuencias de la moción de censura. La muestra no tiene ningún valor estadístico, incluso en una encuesta formal, el no sabe / no contesta ganaría a cualquiera de las dos opciones. Iniciando el recorrido por la antigua Nacional VI que vertebra al pueblo, sólo una vecina, de un corro de media docena de personas que charla junto al río, accede a decir algo. «Ningún político va a ser bueno», cuenta, para añadir que a Estrada, «al parecer no le han dejado» demostrar su valía. Más arriba, tres amigas de mediana edad entran al trapo sin dar sus nombres y afirman tajantes que ya es hora de que la alcaldesa se vaya. «La moción de censura es algo que está bien hecho», opina minutos después el único vecino que accede a revelar su identidad y a dejarse fotografiar, Pedro García. «Les ha dado suficientes motivos», añade. En una carnicería, nadie se moja, incluso algunas clientas se apresuran abandonar el local cuando oyen al periodista identificarse como redactor de este periódico. «Se veía venir», dice, de nuevo en la calle, otra mujer anónima, que reconoce que en Torre hay ahora «mucha desconfianza». Y en uno de los bares de la localidad, y tomando un café en la barra, el periodista saluda al ex alcalde socialista Ernesto Valladares, un ejemplo de prudente diplomacia. «No creo que llegue la sangre al río», dice afable después de asegurar que está desligado de la política. Valladares, que ganó cuatro elecciones y dejó la Alcaldía en 1994, reconoce, no obstante, que Torre «no está dando un ejemplo de civilidad».