Restaurante La Fonda, como en casa

Desde el año 1990 Pedro lleva ofreciendo a sus clientes una interesante alternativa al estilo de cocina cobijado bajo el ambiguo atributo de vanguardista, sin llegar a ser nada concreto. La Fonda tomó su nombre de la casa de huéspedes del segundo piso y desde el primer momento tuvo claro su concepto de casa de comidas al uso. Llama la atención su estética de piso antiguo, en el que se conserva la distribución original de las habitaciones e incluso el patio interior, típico de las casas antiguas de la zona, hoy acondicionado como terraza-comedor . Los clientes habituales suelen ser trabajadores de la zona, comerciales y turistas accidentales, a los que les a petece tomar platos de cuchara. La fama de sus lentejas ha llegado a oidos de los críticos, que recomiendan este local como visita obligada en Ponferrada. Su propietario presume de que en su casa se come algo de cuchara siempre, aunque en verano ofrece alguna ensalada de pasta o arroz más ligera. Durante la semana, el menú se compone de primeros platos a base de legumbres o patatas con bacalao y segundos donde los protagonistas son los estofados y los guisos. En la carta podemos encontrar otros platos, que recuerdan a aquellos guisos que nos hacían nuestras madres y que prácticamente han desaparecido, es el caso de los filetes rusos, las albóndigas o la ternera estofada. Cuenta con una completa carta de vinos, donde tienen su hueco todas las denominaciones , en mayor medida los del Bierzo. Especial cariño ponen en los postres donde no hay que perderse la mousse de chocolate blanco y la tarta de hojaldre con crema pastelera caliente y helado de vainilla.