La Escuela de Cine despide el curso con cien titulados en su primera promoción

«Cada uno tendrá los límites de su talento, que tengan paciencia y no se desmoralicen, y que comprendan que es un camino muy duro, aunque el cine no lo parezca». Así se dirigió ayer el director honorífico de la Escuela de Cine de Ponferrada, el cineasta asturiano Gonzalo Suárez, a los cien estudiantes de la primera promoción del centro, que celebró el acto de clausura del curso en el campus universitario. Suárez, que recomendó a los alumnos que se dejen llevar por su intuición y les mueva «la pasión por el cine», tendrá que confiar en que sus palabras lleguen a los estudiantes a través de los medios de comunicación que le abordaron instantes antes del acto de clausura, porque apenas una decena de ellos asistió al cierre del curso y a la proyección de cortometrajes posterior. El cineasta lamentó que su cargo de director honorario -«a veces me sabe a poco y a veces a nada»-, tanto como sus actividades profesionales, no le hayan permitido tener un mayor contacto con el alumnado, algo que propondrá a la dirección de la escuela para el próximo curso. «Para conocer una ciudad, se necesitan diez años, para conocer a una mujer, probablemente dos minutos, y para conocer a los alumnos de una clase, por lo menos la asiduidad del seguimiento», manifestó dejando salir, una vez más su particular sentido del humor. El director de Remando al viento , no se vé, sin embargo ejerciendo tareas de profesor -«para enseñar, primero me gustaría aprender», afirmó- y reiteró su apuesta por las clases magistrales, que dijo no comparte la dirección, para que cineastas consagrados expliquen a los estudiantes cómo se iniciaron en el cine. Suárez confía en que al menos media docena de los cien primeros titulados pueda convertirse en director, aunque recordó que existen otras salidas profesionales como la televisión o los encargados de los aspectos técnicos en un rodaje que ofrecen salida laboral a los estudiantes. El cineasta alabó los equipos del centro.