Un berciano en la corte pucelana
LA REMODELACION del Ejecutivo Regional está a punto de producirse. Un año después de su formación, todo indica que Juan Vicente Herrera tiene preparada su primera «crisis consejeril». El Bierzo Pepero, cómo no, espera con espectación ese momento. Hoy por hoy tres son los cabezas que presenta el Partido Popular de esta comarca, a saber, Fátima López Placer, Carlos López Riesco y Eduardo Fernández. Y «Juanvi», suele repartir juego entre las provincias para que todos queden más o menos representados. Además de depurar responsabilidades en un par de consejerías que, aquí no ha lugar explicar, tiene que hacer espacio a los perjudicados por las elecciones pasadas. Destaca la reubicación de Isaías García Monge, exdelegado de Gobierno, y Eduardo Fernández, exdelegado de la Junta en León. Este abogado ponferradino fue uno de los que pasó la travesía en el desierto del PP berciano, no es un histórico de AP, pero trabajó duro y se forjó en una, podíamos denominarla, «segunda hornada popular». Los que le conocen cuentan que lo suyo era ir para alcaldable de Ponferrada. Fue concejal, consejero de la Comarca, bien relacionado en asociaciones como la Fundación Las Médulas, de la que es secretario... Su condición de «tercera vía» en el conflicto Ismael-Escuredo versus López Riesco-Lòpez Placer le facilitó el ascenso a una dirección general en la Junta y a la secretaria provincial del partido. Pero Eduardo llegó un pelín tarde a las elecciones generales. El péndulo se dirigía hacia el PSOE. No salió elegido senador y gran fiasco para Fernández. Hay quien asegura que Eduardo está cerrando filas con el presidente provincial José María López Benito, el consejero de Fomento Silván y el diputado Juan Morano, afines al alcalde de Ponferrada López Riesco, con lo que estaría olvidada su vocación de alcaldable de su ciudad en pos de volver a la Junta. El non nato senador también se afana en poner «paños calientes» al tándem Escuredo-López Placer, por lo de aunar fuerzas, restar problemas y lograr objetivos. Eduardo, al fin y al cabo, lo quiera o no, sigue siendo de forma natural una tercera vía en el seno de la centroderecha berciana, aunque erró al dejar la flamante Delegación de la Junta por la arriesgada apuesta del Senado. Mucho le puede contar Amilivia de lo que es ser traicionado en unas elecciones senatoriales. Ahora, Eduardo, reclama la compensación por el sacrificio hecho «por el partido» y además, el Bierzo necesita un hombre en el Gobierno.