Diario de León
Publicado por
MANUEL CUENYA
León

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LA PENÚLTIMA vez que visité Urdiales de Colinas debió ser cuando era adolescente. Acostumbraba a ir una vez al año a ese pueblo deshabitado en el Alto Bierzo, uno de esos lugares en los que puedes perderte sin que nadie te moleste. Era habitual entre colegas realizar una excursión en los meses de verano, que es cuando uno se siente más libre y el clima berciano invita a salir a la montaña a estirar las piernas y oxigenar el cerebro. Nos juntábamos un puñado de rapaces y nos aventurábamos a cruzar la Sierra de Gistredo en busca de nuestra aldea mítica. La primera vez, al menos, fue una aventura. Quizá fuera mi último año de escuela. Recuerdo que nos dimos cita varios colegiales. El guía era un tipo ya maduro, que decía conocer el camino. Nosotros, que éramos más o menos jovenzuelos, seguimos a aquel chaval curtido. Madrugamos para que el sol no nos castigara en la subida. Hasta alcanzar la cota más alta de la sierra no hubo complicaciones. El problema comenzó a la hora de la bajada. A nuestro guía no se le ocurrió nada mejor que bajar campo a través, y fue cuando algunos creímos perdernos entre los matorrales. No acertábamos a ver ni por donde andábamos. Luego de dar muchos tumbos por el bosque, logramos arribar al destino. Cierto es que Urdiales no se ve hasta que uno no entra de lleno en el pueblo. Está escondido. Como la experiencia a pesar de todo nos gustó, acabamos yendo todos los veranos a Urdiales. Para amenizar el camino llevábamos música, nuestro alimento espiritual, y una mochilita con comida. Por aquel tiempo solíamos escuchar a Pink Floyd, que era algo así como nuestro grupo fetiche. Nunca olvidaré The dark side of the moon. Las excursiones solían durar un día, desde bien temprano hasta el anochecer, que era cuando regresábamos a nuestras casas. Vez hubo en que la excursión duró dos días, quedándonos a dormir en las destartaladas casas urdialesas. Hacía tiempo que no estaba en Urdiales de Colinas, pero el otro día me dio por volver a este pueblín. Para llegar a este lugar, además de cruzar el monte, hay un camino de cabras y todoterrenos. Un kilómetro antes de llegar a Colinas hay un desvío hacia la izquierda. A partir de ahí puedes elegir entre ir a Urdiales o tomar la dirección de Los Montes. Si decides encaminarte hasta Urdiales te encontrarás con una inscripción que dice: Urdiales, distrito forestal.

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