El grupo Aguas de Barcelona toma el control del abastecimiento en Ponferrada

El abastecimiento de agua potable en Ponferrada pasará de manos de una de las primeras constructoras españolas, el grupo Ferrovial, a la compañía líder dentro sector del abastecimiento en nuestro país, Aguas de Barcelona (Agbar). El grupo Aguas de Barcelona ha cerrado la adquisición del cien por cien del negocio de suministro de aguas que gestionaba Ferrovial a través de su filial Helguina S.A. por un importe de 43,3 millones de euros. Ponferrada, junto a Estepona y Úbeda eran las tres concesiones estrella del grupo Ferrovial, que también poseía los derechos sobre el agua de otros 28 municipios españoles que a su vez sumaban una población de 217.480 habitantes. Sólo 60.000 de ellos en la capital berciana. Según ha podido conocer este periódico, el cambio de la concesión empresarial ya es conocida oficialmente desde finales de la semana pasada entre los responsables de Helguina en Ponferrada. Y según estas fuentes, lo que no corre ningún peligro, desde el punto de vista social, es el futuro de los más de 30 empleados de la concesionaria, que se integrarán directamente en el grupo Aguas de Barcelona (Agbar). Lo que sí cambiará probablemente en los próximos meses es la facturación que probablemente Agbar ponga en manos de su filial, Aquagest. Esta sociedad, por cierto, ya cuenta en Castilla y León con la concesión del agua en localidades como Zamora, Benavente, Palencia, o Astorga en la misma provincia de León. En todo caso, una vez cerrada la operación económica entre las dos compañías, éste aún tendrá que recibir el visto bueno definitivo de las autoridades encargadas de regular el mercado de la competencia en nuestro país.Aguas de Barcelona, bien a través de Aquagest directamente, bien a través de uniones con otras empresas -como en Barcelona o en Valladolid- es la primera sociedad española del sector de la distribución de agua potable. El servicio del agua en Ponferrada está en manos del grupo Ferrovial desde hace ocho años, cuando el gobierno de Ismael Álvarez otorgó la concesión por 25 años a Ferroser a cambio de un canon fijo, entonces de mil millones de pesetas -seis millones de euros-.